La felicidad es una novela de aventuras
Tiene la belleza de Catherine Zeta-Jones, pero de niña quería ser El Zorro. El héroe intrépido mejor que la doncella en apuros. Sospechaba -con razón- que el mundo que los hombres se habían dado a sí mismos era mucho más vasto e interesante que la parcela reservada a las mujeres. Así, rodeada por una constelación de hermanas y hermanos mayores que ella, todos universitarios, todos con su biblioteca especializada, el imán para la pequeña María José en su hogar de Sevilla eran los libros de historia y de arquitectura de los varones de la casa. Y si se trataba de literatura, mejor Verne o Salgari que Louisa May Alcott; D'Artagnan antes que Sissi.
No sorprende entonces que María José Solano -historiadora del arte, docente y apasionada periodista cultural- sea ahora el alma máter y la principal responsable de la flamante colección Zenda Aventuras, emprendimiento con el que la revista literaria digital Zenda celebra los dos millones de seguidores que alcanzó en apenas tres años de existencia, agradeciendo a sus lectores con "libros y felicidad", en certeras palabras de María José.
El sello tiene por objeto poner nuevamente en circulación los grandes clásicos de la novela de aventuras. Solano elige títulos y autores, encarga y supervisa traducciones, bucea gozosa entre las letras de otros siglos para pescar esas raras perlas que harán luego las delicias del lector. El primer título publicado (con prólogo de Pérez-Reverte) es El diamante de Moonfleet, una de las cuatro novelas que escribió John Meade Falkner, obra elogiada en su hora por Stevenson ("Moonfleet es la novela que siempre quise escribir, pero lo único que pude hacer fue La isla del tesoro", tributaba con humor y respeto), que en esta versión en castellano ha resultado un éxito sorprendente: mil quinientos ejemplares vendidos en España durante las primeras veinticuatro horas y un lugar de privilegio entre "los más deseados" de Amazon. Pronto se publicará un nuevo volumen: El prisionero de Zenda, de Anthony Hope.
María José hace hincapié en la noción de "felicidad". Esas páginas entre tapa y contratapa deben ser portadoras de un entusiasmo, de una alegría contagiosa; invitación y pasaporte a mundos fabulosos, donde no hacen mella la grisura ni la miseria de la vida cotidiana. Esa es la primera condición para que aquellos clásicos vuelvan a ver la luz. En ese sentido, al hacer su selección, Solano es una especie de "scout del pasado", como le gusta definirse, pero también de las emociones. Pasado el tamiz del placer subjetivo, las novelas son sometidas a una lectura actual entre grupos de adolescentes, personas de cuarenta y de sesenta años. "Si el libro sigue funcionando -explica María José- quiere decir que su valor ha superado las barreras temporales". El equipo de Zenda también tiene en cuenta que la novela no haya sido publicada recientemente, con lo cual la edición se convierte en un verdadero servicio de rescate y renovada jerarquización de obras que no merecen el olvido.
Con espíritu lúdico y para conmemorar los 161 años que cumpliría el autor, María José prepara en estos días una "entrevista póstuma" a John Meade Falkner que publicará en el sitio de Zenda, sobre la base de información, conceptos y afirmaciones que el escritor fue desgranando en diversas ocasiones a lo largo de su vida. Allí, además de pintar al novelista a través de confesiones que dejan su alma al desnudo ("la voracidad lectora alimenta inevitablemente a un escritor en las sombras", "después de los libros, lo que más aprecio en el mundo es la soledad", vuelve a decirnos Falkner, como si todavía respirara), Solano apunta una frase de cosecha propia y calado profundo: "Nadie abre un libro impunemente". Verdad breve y perturbadora cuyo alcance puede ser insospechado. Felizmente insospechado.