Los morrones
Era domingo y ella y su novio decidieron almorzar en casa. Carne al horno acompañada por morrones y ensalada que compraron en una verdulería de Belgrano. No habían pasado 10 minutos desde el último bocado cuando ella empezó a sentirse mal: baja presión, mareo, diarrea, incontinencia urinaria, pérdida total de la vista y, finalmente, desmayo. Su novio, lo mismo, aunque no en forma tan aguda. A los tientos llegaron al Hospital Italiano. El estado de ella era preocupante. La internaron en terapia intensiva. "Creí que me moría", dice.
No estuvo lejos. Según los médicos, una hora más tarde y ya no hubiesen podido hacer nada. Durante días, su estado siguió siendo delicado, y además sin seguridad de que no le quedaran secuelas. Mientras, las pruebas de laboratorio encontraron el origen de la intoxicación: un potentísimo pesticida que, según todos los indicios, estaba en los morrones. Veneno puro. Ya no solo intervenían los médicos, sino también abogados. El miércoles pasado le dieron el alta. Está bien. Desde un chat le recomienda a sus amigas: "¡Por favor, laven todo! ¡Mucho cuidado con lo que comemos!".
Aunque parezca mentira, la tragedia puede esconderse en las entrañas de morrones que, dicho sea de paso, estaban riquísimos.