Ocaso y despedida de la corbata
El poder de la corbata reside en su naturaleza de innecesaria: más bella cuanto más inútil. En estos tiempos (todo es excusa para la polémica) vivimos días de discusiones corbateriles. Giorgio Armani solicita al primer ministro italiano, Matteo Renzi, que la use más a menudo y abandone esa imagen juvenil. que lo caracteriza. "Pasó el momento de los excesos y las extravagancias. Hoy es necesario ser serio, preparado, concentrado. En el vestuario, en el pensamiento y en las relaciones", fundamenta. En Inglaterra, varios locales de la cadena de corbatas Tie Rack anuncian su cierre. En la Argentina, el sincorbatismo tienta a políticos, de Macri a Insaurralde y de Kicillof a Massa.
Apenarnos por este largo adiós sería como llorar la desaparición del cuello de pajarita o las polainas. Quizá sea una señal más del fin de una época. Pero los fines de época son difusos, y si nos damos cuenta es porque ya estamos del otro lado. No esperemos leer la noticia de la muerte del último hombre que usaba corbata. Cuando suceda, a esas alturas, no va a interesarle a nadie.