Pared
"Para los que me quieran correr por izquierda, les notifico: a mi izquierda, ¿saben qué hay? ¡La pared!". La antología de frases de Cristina Kirchner anotó esa advertencia el 14 de agosto de 2014. Comenzaba el final de su segunda presidencia.
Sus adherentes más fieles se quedaron con aquellos discursos aun al precio de saber que quedarían encapsulados por un largo tiempo. Cuando por fin Cristina decidió declinar su aspiración presidencial y postular en su lugar a Alberto Fernández, ese grupo aceptó la decisión en silencio luego de comprender que era una táctica para consumar la estrategia de recuperar el poder.
Según esa creencia, a Alberto le habían dado la presidencia sin entregarle el poder y, en un mismo acto, lo habían acomodado a la derecha de la jefa.
Obviaron un detalle. El nuevo presidente no tiene la misma sintonía sobre el uso del poder que quienes sin disimulo le piden que libere a los dirigentes procesados y condenados en casos de corrupción. "Son presos políticos", le machacan, desde el gobernador de Buenos Aires hasta el exministro en prisión domiciliaria. Tanto le insistieron que Fernández salió a cruzarlos por radio.
Cristina calla. Y mira la escena, apoyada en la pared.