Pasado y presente
Entrevistada por radio a raíz de un crimen en su barrio, una vecina de Moreno, sesentona, hacía oír sus lamentos. No solo por ese caso, sino en general. Que esto, que lo otro, que lo de más acá, que lo de más allá... El rezongo derivó en la línea de pensamiento, tan común, según la cual el problema radica en que las cosas ya no son como antes. La idea, convertida en latiguillo, de que "todo tiempo pasado fue mejor". No pocos están convencidos de que la vida y el mundo se van envileciendo, en una suerte de plano declinante que no tiene fin. En realidad, datos incontrastables demuestran que la humanidad no ha dejado de superarse en aspectos fundamentales. Nunca antes en la historia hubo menos pobreza, menos hambre, mayor cobertura médica universal, mayores cifras de alfabetización, menos muertos por epidemias, menos guerras, mejores viviendas, mayor acceso al agua... Está claro que vivimos calamidades como la expansión de la droga, el terrorismo, la subsistencia de desigualdades, odios raciales, degradaciones morales o el desplazamiento de enormes masas de personas obligadas a huir de sus países y buscar refugio en otros. Pero no por eso se puede hablar de involución.
Al presente hay que analizarlo sin tanto prejuicio. Y haciéndole justicia.