El medio es el mensaje. Una semana en la que a Macri le pasó de todo
Fue una semana agitada para Mauricio Macri , con sabores agridulces. El sábado de la semana pasada, miles de fans de Violetta lo amaron por el recital gratuito de su protagonista, pero los automovilistas lo odiaron por el gigantesco caos de tránsito en la zona de Palermo.
Tres días más tarde, una publicación del Buenos Aires Herald puso sobre el tapete que el jefe de gobierno porteño maneja la pauta publicitaria de la ciudad con una discrecionalidad similar a la del gobierno nacional, aunque con un sentido opuesto: en tanto que el kirchnerismo favorece con sus anuncios a los medios de comunicación prohijados al calor oficial y castiga a los más tradicionales, el macrismo procede al revés.
El mismo martes se vio con la Presidenta en la inauguración de las nuevas instalaciones locales de Facebook, en el contexto de un supuesto "deshielo" en las relaciones entre ambos mandatarios. Allí mismo, Cristina Kirchner anunció que había tenido una reunión cara a cara, hasta entonces secreta, con el líder de Pro en la quinta de Olivos hace un tiempo, que disparó especulaciones de todo tipo.
También la jueza Elena Liberatori le complicó un poco más la vida a Macri al frenar el acuerdo por el juego entre la Lotería Nacional y el gobierno capitalino.
Con el megarrecital del sábado el macrismo demostró que puede llenar la ciudad de gente aun cuando el kirchnerismo se empeñe en vaciarla cada vez más seguido con la seguidilla de fines de semana largos.
Alrededor del Monumento de los Españoles se concentró una cantidad de gente estimada en más de 250.000 personas que la política ya no junta desde hace décadas, ni siquiera con punteros, ómnibus y contraprestaciones. Martina Stoessel se consagró allí como la artista con mayor convocatoria, incluso por arriba de la del Indio Solari, que juntó 170.000 personas en Gualeguaychú en abril último. No sólo la vieron sus fans de la Capital y del conurbano, sino que también llegaron desde el interior y hasta desde Uruguay y Brasil. En los shows pagos que vino dando desde mediados del año pasado en América latina y Europa ya la habían visto alrededor de un millón de personas.
Tanto la gente de Macri como Alejandro Stoessel, padre de la artista, lograron sus objetivos: la administración porteña se anotó un poroto populista al brindar gratis un espectáculo que en sus presentaciones comerciales vendía las plateas a no menos de $ 190 y así muchos chicos, cuyas familias no pudieron pagar esos precios, se gratificaron con ese regalo que hicieron posible los contribuyentes porteños. Y Stoessel comprobó que puede haber vida después de Violetta , aun cuando Disney tomó prudente distancia de la primera "Juntada Tinista" y del lanzamiento por parte de la editorial Planeta de la primera edición de 40.000 ejemplares de Simplemente Tini , una suerte de temprana autobiografía llena de fotos y dibujitos.
Luego se viralizó en las redes sociales una foto equívoca del líder de Pro "embelesado" con Violetta, que dio mucho que hablar y que, incluso, publicó el diario El País, de España. Pero Macri ya atendía otros temas: pedía a los dueños de perros que se preocupan en no dejar sucias las calles que los identifiquen con collares verdes, celebraba la aprobación de bares en las plazas y recorría la provincia de Buenos Aires en gira proselitista.
Mientras la Presidenta y quien pretende ser su sucesor protagonizan últimamente a la vista de todos un ballet que los acerca y los aleja intermitentemente, en tanto que se destraban obras en la ciudad y ésta le cede la ex ESMA a la Nación, los militantes virtuales K de las redes sociales que siempre festejaron que Cristina Kirchner repartiera arbitrariamente los fondos públicos dedicados a la publicidad oficial, ahora se rasgan las vestiduras porque Macri parece seguirle los pasos en la materia. En Pro justifican que pautan en los medios de mayor circulación para llegar a más gente, que es lo que habitualmente se hace en el ámbito publicitario privado. El más favorecido (Grupo Clarín, 24 millones) recibe casi tres veces y media más pauta oficial porteña que el segundo entre los más favorecidos (Telefé, 7 millones). A Página 12, en cambio, sólo va anualmente medio millón de pesos.
La "movida tinista" salió un poco menos que eso, si bien se afirma que su protagonista no cobró cachet y que en ese costo tampoco se incluyeron los honorarios de las 1700 personas que trabajaron en el operativo.
Se hizo en Palermo -inoportunamente al lado de la Feria del Libro que ya, de por sí, congestiona el tránsito- porque desde que funciona el Metrobus, la 9 de Julio quedó descartada para grandes eventos.
¿Por qué no se hizo el recital en barrios donde se alteraría menos el tránsito vehicular? Justifican que no hay lugares alternativos que puedan albergar a tamaña cantidad de gente. Beneficiar barrios más relegados es la idea: hace nueve meses Zubin Mehta deslumbró a más de diez mil personas en Puente Alsina y en agosto próximo Daniel Barenboim inaugurará con un concierto gratuito un nuevo centro cultural en esa zona.
Fijar políticas coherentes en la ciudad en materia de reparto de pauta oficial y organización de megaeventos sería algo deseable y distintivo. Ojalá se animen a hacerlo.
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