Vigilar
Pekín, China.- Olvídense de Mao. Lo que importa aquí de verdad no es la figura del líder de la revolución china, sino la del caudillo mesiánico -este o cualquier otro- que mira el presente desde el fondo de la historia. Agazapado en un ventanuco, Mao parece seguir el desfile militar como quien custodia su propio mito. Tzvetan Todorov, el gran lingüista e historiador búlgaro-francés, decía que el fanatismo y el oscurantismo son, según transcurre la historia, "como cabezas de hidra que vuelven a brotar una vez cortadas". Los chinos (de nuevo) le dan ahora la razón al autor de El hombre desplazado. No hace mucho se conoció una aplicación que exalta la personalidad del presidente Xi Jinping . Millones de ciudadanos sucumben diariamente a las tentaciones digitales de ese artefacto, que sirve como herramienta de control ideológico. No se extrañe nadie si mañana la mirada vigilante de Xi aparece en la pantalla del celular.