Vigilia
"Sordos ruidos oír se dejan" a cierta distancia de los portones de Luis María Campos 554. En la noche del lunes 8 de julio, las luces del parque del Regimiento de Granaderos dejan ver a una multitud alrededor de la escalera que sube al edificio principal. Entre la penumbra y el destello de los reflectores se hace difícil caminar. En medio de tanta gente, decenas de granaderos hablan, se sacan selfies con los visitantes y rompen con la idea de que son estatuas que hacen guardia.
Un señor mayor le cuenta a su esposa que cuando le tocó el servicio militar no pudo ser granadero porque no le "daba el piné". Ahora, parado junto a uno de ellos, dice: "Pero al final no eran tan altos". La mujer se ríe, y el granadero también. La Fanfarria Alto Perú, sobre las escaleras, hace más de una hora que combina folclore con marchas militares. Una chica de unos 10 años le pregunta al papá cómo es que sabe algunas letras. "Las cantaba en la escuela. ¿A vos no te hacen cantar ?A mi bandera'?" La hija abre los ojos, sorprendida.
Cerca de la medianoche, antes del Himno, un oficial aparece montado para recitar la carta con la que San Martín insta al congresista Godoy Cruz a declarar la independencia. Hay aplausos, como quien celebra un nacimiento.