El medio es el mensaje. Ya apunta a 2015 el "presidente" del verano
Por más congelado que esté Estados Unidos, nadie discute las templadas vacaciones de Barack Obama en Hawaii. Pero aquí el macartismo vacacional sigue a la orden del día, como inútil antídoto contra la ineficacia gubernamental que redunda en pésimos servicios, desolación, caos social y hasta muertes.
El único dirigente que puede mojar sus pies en el mar sin tener que dar explicaciones a nadie es el gobernador bonaerense. Tanto lo haga en Pinamar, para acompañar la bendición de sus aguas, o en Mar del Plata, para inaugurar el Museo de Arte Contemporáneo o el Palacio de Deportes, siempre estará dentro del territorio que comanda.
Cada vez que la temperatura aprieta sucede lo mismo: el perfil de Daniel Scioli sube de manera automática casi naturalmente. Es un virtual "presidente" del verano, el candidato al que un otoñal Carlos Menem volvió a apostar en estos días desde Punta del Este.
El maratonista de la paciencia se fortaleció aún más con su estoico respaldo en las elecciones legislativas a Martín Insaurralde. Lejos de ser premiado por la convaleciente presidenta, de nuevo lo ignoró al entronizar como jefe de Gabinete a Jorge Capitanich.
Pero en tanto que el devaluado chaqueño se chamuscaba con los fuegos de la rebelión policial cordobesa, Scioli en silencio demostró apreciable gobernabilidad al neutralizar con eficacia las llamas sociales que se estaban encendiendo en otros distritos, y conjuró un agravamiento de esa crisis.
Disipados esos negros nubarrones, Scioli se dedica desde entonces a lo que más le gusta: ser el garante en persona de la tranquilidad de los veraneantes en la amplia costa atlántica de su provincia. Saturó las rutas y los balnearios atlánticos de policías para controlar el tránsito y la delincuencia. Lo segundo no le está resultando tan fácil y aunque su ministro de Seguridad, Alejandro Granados, se pasea por sus playas dando entrevistas, cuando hay algún episodio recomienda discreción a las víctimas.
Mientras que Scioli sigue siendo la gran frustración de todo periodista incisivo porque es imposible que en una entrevista se le escape alguna audacia que incomode al Gobierno, en los hechos lo contradice todo el tiempo: en vez de borrarse cuando hay desgracias, se presenta de inmediato en el lugar de los hechos, como el jueves lo hizo en Villa Gesell, donde cayó el rayo que mató a cuatro jóvenes. Antes se montó a un helicóptero para sobrevolar los incendios en Sierra de la Ventana. Habla con economistas, refuerza su equipo de comunicación, dialoga con el campo y negocia paritarias con los docentes, a la par que su hermano Pepe recorre el país.
En cada acto, el gobernador quiere demostrar gestión y ejecutividad. Pero está pendiente, al mismo tiempo, de la transmisión en vivo en el cable y de la fotito en el diario del día siguiente. Bien al tanto de esa obsesión, sus voceros directos pueden llamar varias veces a las redacciones de los periódicos hasta altas horas de la noche con tal de asegurarse de que su jefe quedará una vez más inmortalizado en esas vidrieras de papel. El naranja, su color insignia, satura afiches callejeros y suplementos en los diarios K.
Gélido, monolítico y parco, es un tiempista blindado en lo político, que lima a sus colaboradores en el seguimiento de los temas. También es un hábil jugador en los medios que sabe explotar su perfil de celebrity . Casado con la ex modelo y ahora presidenta de la Fundación Banco Provincia, Karina Rabolini, cuenta con ese plus que los otros políticos no tienen y así también habla para las revistas de actualidad y los programas de chimentos.
Jorge Telerman le acerca proyectos "raros", pero lo deja hacer y recoge sus frutos, como la inauguración del Museo de Arte Contemporáneo (MAR), la gran atracción de esta temporada, con una exposición de arte pop, recitales y dos muestras anexas sobre Alberto Olmedo y Sandro, fuentes de notas continuas.
Aunque hay mucha gente en Mar del Plata, la venta de entradas teatrales se presenta más tranquila y repartida en esta temporada. Se da una paradoja: mientras en la sala oficial de la provincia (Auditorium) hay una producción ( Vale todo ) de Javier Faroni, asesor en comunicación de Sergio Massa, un empresario (Carlos Rottemberg) le abre las puertas de una de sus salas a El conventillo de la Paloma , producción del Teatro Nacional Cervantes, a porcentaje de lo recaudado. Insólito: es la primera vez que un privado pone plata de su bolsillo (675.000 pesos, como adelanto) para que un emprendimiento estatal gane la cartelera.
La otra iniciativa de vanguardia de Telerman es la del canal Digo, con un presupuesto mensual de 99.000 pesos. Creado por Gastón Duprat y Mariano Cohn, estuvieron a punto de hacerlo para Clarín, pero al final fue Scioli quien se quedó con la novedad.
Trabajan allí diez personas y salen desde una oficina ubicada en un subsuelo del Teatro Argentino. Los cableros todavía no lo pasan y sólo se emite en la TDA de La Plata y alrededores. Aspira a ser una red social televisiva, ya que son los propios televidentes los que suben sus originales microprogramas, y se lo puede sintonizar en Internet ( www.digo.gob.ar ). Scioli le dio el okey a Digo porque cree que la TV tradicional "ya fue". El gobernador mira el futuro bajo el influjo de un número que se le ha vuelto cabalístico: 2015.
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