Misión
El famoso Concierto de Año Nuevo de Viena tiene un raro estatuto. Por un lado, parece siempre más o menos idéntico, como si los vieneses se glorificaran con plena justicia a sí mismos y a su ciudad en una ceremonia inmutable; pero, por el otro, cada año trae consigo sus propias sorpresas. Una de las sorpresas de este año vino de afuera: el coronavirus repitió su escena de butacas vacías. La otra salió del interior de la sala del Musikverein. Allí Riccardo Muti, el director invitado de 2021, pronunció unas palabras antes de El Danubio azul (una de las cosas fijas). Dijo Muti: "La música es importante no porque sea entretenimiento. La música no es solamente una profesión; es una misión. Esa es la razón por la que hacemos lo que hacemos. Mi mensaje a los gobernantes y presidentes, y primeros ministros del mundo es: entiendan la cultura como un elemento primario de una sociedad mejor".
Aun con su voluntarismo, tan afín a la fraseología política, esto, la cultura como misión, habrá sonado incomprensible a nuestros funcionarios de cultura. Ellos no deciden así. La indiferencia une aquí a oficialistas y a opositores: unos organizan tolderías ideológicas; otros iluminan fachadas de colores. Eso sí: todo es divertido, juvenil y sucede en "espacios culturales".