
Mochila austríaca: ¿un salvavidas para el sistema laboral?
El sistema laboral argentino ha caducado: necesita opciones y modernizarse. Debemos dar lugar a buenas discusiones sobre nuevos sistemas que permitan a los actores, de ambos lados de la mesa, tener mayores certezas y derechos.
Puntualmente, en materia indemnizatoria, los costos en Argentina son altos y una gran porción se terminan judicializando, lo que los aumenta significativamente. Esto golpea de lleno a la propia fuente de empleo, poniendo en jaque los puestos de trabajo. Cada año numerosas pymes ven afectadas su productividad por hacer frente a estas circunstancias. Frente a esto, una alternativa para Argentina puede ser el modelo indemnizatorio austríaco, conocida como "mochila austriaca".
En este modelo, implementado en Austria desde 2003 con muy buenos resultados, el empresario efectúa un aporte económico mensual que el trabajador acumula progresivamente en un fondo o una "mochila" a modo de cuenta de ahorro individual, que puede ser objeto de inversión y generar rendimientos a su favor. En el caso de despido, la indemnización que percibe el empleado es precisamente esta "mochila" acumulada desde el inicio de su contrato de trabajo. Si el trabajador alcanza la edad de jubilación sin haber sido despedido o si decide cambiar de empleo, puede llevarse la "mochila" con él, como un extra de lo que percibirá como jubilación.
En nuestro país existe un sistema similar que funciona perfectamente desde hace décadas: el régimen de la industria de la construcción (Ley 22.250) el cual tiene una metodología similar al modelo austríaco
La necesidad de buscar modelos alternos responde a fenómenos dentro del ámbito laboral que vienen in crescendo desde hace no menos de 15 años y están vinculados, principalmente, al aumento de los costos laborales por conflictividad y a la búsqueda de una mayor productividad.
En nuestro país existe un sistema similar que funciona perfectamente desde hace décadas: el régimen de la industria de la construcción (Ley 22.250) el cual tiene una metodología similar al modelo austríaco. En este caso los empleadores aportan mensualmente un monto -12/8 % del salario- en calidad de seguro por extinción contractual, el cual pasa a poder del empleado cuando finaliza la relación laboral.
La misma normativa indica que este régimen de cobertura frente a la extinción del trabajo reemplaza a la indemnización por antigüedad que fija la Ley de contrato de trabajo para la gran mayoría de los trabajadores del país. La experiencia exitosa en esta industria, dicha tanto por el sindicato como por el gremio empresario, muestra que dicho modelo se amolda a las circunstancias particulares que tiene esta industria: proyectos y obras puntuales, contratación de personal de manera temporaria a gran escala, cambios de locaciones permanente, etc.,
Posiblemente una implementación de este tipo de régimen indemnizatorio ayudará a la empresas a poder proyectar de mejor manera su contabilidad evitando contingencias laborales que hoy día son comunes y demasiado onerosas ("la industria del juicio") así como poder diseñar su plantilla de la mejor manera para la productividad de su empresa. No es distante pensar que un régimen como el austríaco podría favorecer una política real y profunda de regulación del trabajo registrado dado que, a mediano y largo plazo, bajaría los costos laborales ante la mayor previsibilidad y la menor conflictividad.
España discute hace años la implementación de este sistema. Hay quienes manifiestan que este régimen aumenta los despidos y deja expuestos a aquellos empleados que hoy día tienen menos recursos. También está la discusión de cuánto es el porcentaje de aporte que engrosará directamente el costo laboral inicial, para conformar la "mochila" indemnizatoria y las posibilidades de rendimientos de la misma mientras no se utiliza.
Esa discusión es la más compleja de todas y requiere de un análisis técnico específico para nuestro país, y del acuerdo de todos los actores del mercado laboral. Si se pudiera llegar a un punto de equilibrio respecto a cómo se conformaría dicho fondo y lo que se puede y no se puede hacer con éste, el resto de las diferencias serían más abordables.
Claro está que los sindicatos defenderán que las indemnizaciones no pierdan su valor económico y los empleadores no estarán muy dispuestos a aumentar el costo salarial fijo. En ese escenario es donde el Estado deberá tomar su rol relevante como mediador, instrumentador y quizás como facilitador de la implementación del sistema en nuestro país.
Lo que queda claro es que el sistema actual es obsoleto y dañino para las pymes. En materia de trabajo, no se trata sólo de números de desempleo -que son alarmantes y muestran que el sistema tal como existe, ha fracasado- sino de la dignidad de las personas y todo lo que perder ese elemento esencial del proceso de realización de una persona puede causar. Hay alternativas y el modelo austríaco puede ser una. En este caso, lavarnos las manos no es un buen hábito y no podemos usar cubrebocas; este es un tema del que hay que hablar.
Socio del estudio de abogados Fretes, Casaburi, Grinenco





