Motos: a la cabeza de las tragedias viales
La imprudencia caracteriza la conducta de muchos de los motociclistas, desconocedores o transgresores seriales de las normas de tránsito: casi a diario, la estadística refiere accidentes que los involucran. Las últimas cifras difundidas por el Ministerio de Transporte de la Nación señalan que, durante 2017, el 38% de los fallecimientos por accidentes viales corresponde a motociclistas. El número de motos aumenta y, con ellas, la siniestralidad. El año pasado se patentaron 690 mil motos en el país, un 44% más que en 2016.
Una de las disposiciones más frecuentemente incumplida es la que obliga al conductor y a su acompañante al uso de casco. Según el Observatorio Vial, la mayoría de los motociclistas (66,2%) son jóvenes de entre 18 y 35 años, ocho de cada diez son hombres y cuatro de cada diez no usan cascos. Si se considera al acompañante, las cifras son peores: el 65% va desprotegido.
Los accidentes de motos se originan principalmente en errores humanos, las deficiencias en las calles así como las condiciones meteorológicas y las infracciones en las que incurren otros vehículos al adelantarse sin previa señalización o girar en sitios prohibidos. A ello se suman las motos que circulan desaprensivamente por bicisendas, carriles de metrobús e, incluso, por veredas.
Un informe de la ONG Luchemos por la Vida consigna otros comportamientos de alto riesgo entre motociclistas: el 35% no respeta los semáforos en rojo, el 22% no aminora la velocidad en las esquinas, el 66% no señaliza sus maniobras de giro, el 69% no cede el paso en las sendas peatonales y el 51% las invade.
La Defensoría del Pueblo bonaerense reportó que durante el año pasado, el 51,2% de las personas atendidas por lesiones provocadas por accidentes viajaban en moto. Más alarmante aún es el informe del Centro de Experimentación y Seguridad Vial (Cesvi), que da cuenta de que el 45% de los muertos por siniestros viales circulaban en moto y que el 78% no usaba casco. Las estadísticas que maneja Luchemos por la Vida hablan de un porcentaje de uso de casco muy inferior en el Gran Buenos Aires respecto de la Capital: 87% contra 63%.
Familias destrozadas, vidas perdidas, discapacidad y altos costos en términos de salud son el trágico saldo de estos siniestros. La Organización Mundial de la Salud incluye los accidentes de tránsito como un problema de salud pública, que representa más de 1,2 millones de fallecimientos y alrededor de 50 millones de personas lesionadas a nivel mundial. Está claro que los motociclistas tienen muchísimas más probabilidades de morir en un siniestro que los automovilistas.
Ante estas alarmantes cifras urge instrumentar controles más estrictos y penalidades más altas. Han de desterrarse el manejo temerario, el exceso de velocidad y la circulación por banquinas y veredas. Si puede evitarse, no es un accidente.