Múdense
El antiporteñismo está a la orden del día. Primero se responsabilizó a los "chetos" capitalinos de la importación del coronavirus. Luego molestó la masiva salida de los runners -"Che, Horacio, esto así no funciona", le escribió el Presidente a Larreta- e irritó más aún que vecinos de Recoleta bailaran en la vereda al ritmo de las melodías emitidas por un DJ.
El gobernador pampeano arremetió con que "a la Argentina que trabaja le sobran muchos porteños", un médico que asesora a Alberto Fernández dijo que "la histeria de los porteños nos está volviendo locos" y la ministra de Seguridad diagnosticó que "hablar de la cuarentena más larga del mundo es una visión muy porteñocéntrica". Axel Kicillof hace chistes de dudoso gusto sobre los contagios de Covid en barrios de la Capital y el inefable Sergio Berni sentenció que "se acabó la solidaridad entre la Ciudad y la provincia de Buenos Aires".
Sobran más ejemplos, pero se termina el espacio. La razón profunda de la bronca que no cesa es la persistencia en el tiempo de los porteños en votar contra el actual oficialismo. Y los desespera que no haya "vacuna" contra ese "mal". Hay una solución posible para los que no lo toleran: múdense.