No se olviden de nuestro raciocinio
Sepan los dos candidatos a ocupar la Presidencia que los comprendemos: están ávidos de votos porque la segunda es la vencida. Pero, ¿sería mucho pedirles que al menos en estas circunstancias de extrema necesidad -para ustedes, claro-, tuvieran el buen gusto de no menospreciarnos? Señores Carlos Menem y Néstor Kirchner: aunque ustedes no lo crean, los ciudadanos a quienes precisan convencer, somos personas adultas y dotadas de raciocinio. Parece que en el fragor de la campaña lo han olvidado. Si lo recordaran, evitarían algunos gestos que ofenden nuestra inteligencia.
Menem profetizó que sería zamba, "primera y adentro". Pero ahora está bailando el mambo de tener que conseguir votos de donde sea para el ballottage . Cuando en el ciclo televisivo "A dos voces" le preguntaron por las causas del desencuentro entre su vaticinio y la realidad, Carlos Saúl sacó un conejo de la urna: lo que pasó, dijo, es que "nos faltaron fiscales en La Matanza". Y seguramente imaginó a una audiencia totalmente persuadida por el rigor de su lógica.
Néstor Kirchner enciende su verborragia, pone primera, y consigue la proeza de quedarse literalmente disfónico sin haber dicho casi nada. Casi nada que no sean frases retóricas cargadas de vocablos como "sueños", "pasado", "futuro" y "administrador". Sin proponérselo y sin tener el histrionismo que exhibió Menem en los noventa, el santacruceño termina emparentado con la colonia artística. Al verlo, como todos han señalado, su parecido físico con el cómico Tristán es notable. Pero al escucharlo, es imposible no recordar al personaje que hizo famoso a Fidel Pintos.
Con las encuestas dándolo como favorito, Kirchner se cree relevado del deber de explicarnos cómo va a gobernar. Intuye que le alcanza con demonizar la figura de Menem y dejar que pasen los días sin levantar polvareda. Quizás alguien le haya soplado que con esa misma técnica un tal Fernando de la Rúa fue elegido presidente. ¿Nadie le habrá contado que el mismo que ganó haciendo la plancha en 1999, se hundió en 2001?
El 27 de abril último, el búnker menemista albergaba figuras tan polémicas como Matilde Menéndez, Liz Fassi Lavalle, Herminio Iglesias y Alberto Kohan. Si Menem hubiera obtenido la presidencia en la primera vuelta, no habría tenido reparos en subirlos a todos ellos al carro de la victoria. Pero como hay ballottage y necesita los votos de los que "no son del palo", oculta temporariamente a los peores del barrio, y espera que todos le creamos que nada es como era entonces.
Kirchner se niega a debatir con su adversario y esgrime una razón ética para justificar lo que no es más que una estrategia de marketing electoral. Así, cita a Elisa Carrió y dice: "Si Menem quiere debatir, que debata con la Justicia". Léase: El, Néstor Kirchner, el político puro y transparente, no ensuciará su lengua dialogando con un ser que debería estar dando explicaciones ante los tribunales. Como los ciudadanos no tenemos cuatro años, le advertimos al inmaculado candidato Kirchner que, en su boca, las palabras de Carrió desentonan. Porque, a diferencia de la dirigente del ARI, él está comprendido en las generales de la ley justicialista. ¿O acaso Kirchner y Menem no siguen siendo miembros del mismo partido? Si Menem fuera para Kirchner tan despreciable como dice al negarse a debatir, ¿no sería moralmente adecuado que el santacruceño dejara de convivir con él en la misma estructura partidaria?
Pasan cosas raras en el justicialismo. Aquí cerca y hace no tanto tiempo, Menem y Duhalde supieron ofrecernos, juntos, una fórmula que transformaría a la Argentina. Hoy, Menem se enorgullece de presentar un modelo alternativo al del actual presidente. Ayer nomás, el gobernador Kirchner despotricaba contra Duhalde y militaba contra la reforma de la ley de subversión económica impulsada por el Ejecutivo. Hoy, el candidato Kirchner exhibe como su mejor promesa electoral la continuidad del plan económico de Duhalde y la permanencia de Roberto Lavagna en su puesto.