Noche y día
No sabemos qué hora es, pero podemos intuir que, allá al fondo, la ciudad de Bangkok se mece en un sueño más o menos tranquilo. No ocurre lo mismo aquí al frente, al interior de las tiendas y por entre los apretados pasillos del Train Night Market Ratchada.
Explosión diurna en medio de la noche, el mercado bulle, titila, se enciende en telas y luces; en turistas, habitués y vendedores; en el crepitar de la comida, en la música, las voces. La noche se hace día y una multitud acompaña su metamorfosis: da vértigo mirar el detalle: las múltiples y diminutas siluetas que asoman a través del cuadriculado luminoso del mercado. Día, noche y un desborde de luces que -también lo intuimos- seguramente sea políglota y multicolor. La gloria de arrebatarle espacios al tiempo, la mixtura de pieles, palabras e historia: el costado más radiante de esta, nuestra desmedida época.