Nos veremos después de Auschwitz, mi amor
Este es un relato de amor en medio de la muerte; antes se decía: "Con esta historia tendrías que escribir un libro"; hoy se dice: "Tenés que hacer una película". David Wisnia y Helen Spitzer se conocieron en Auschwitz. Los dos eran prisioneros judíos, pero tenían ciertos privilegios: David cantaba para sus captores y Helen era diseñadora gráfica. Se hicieron amantes; una vez al mes se encontraban en un rincón apartado. Sabían que esto no iba a durar mucho y prometieron encontrarse en Varsovia.
Entonces llegaron las tropas de los norteamericanos y David se fue con ellos a cantar a Nueva York, el sueño de su vida. Helen fue obligada a abandonar el campo en una marcha de la muerte; se escapó, se casó y dio clases en Sídney. Construyó una nueva vida como diseñadora de espacios para mujeres embarazadas y nuevas madres.
En 2016, después de 72 años, se encontraron en Nueva York. Él tenía 76 años. Ella, 84. "Te estaba esperando", dijo Helen. Agregó: "Te había amado". David respondió: "Yo también". Se despidieron con afecto. No volvieron a verse.