Editorial II. Nuevas medidas contra el terrorismo
El gobierno de los Estados Unidos puso en vigencia en 115 aeropuertos y 14 puertos marítimos el nuevo y polémico sistema para la comprobación de la identidad de todos los viajeros que ingresen en el país con algún tipo de visado -ya sea de estudio, trabajo o turismo- mediante la toma digital de una foto y de las huellas dactilares. El programa, denominado US Visit, controlará cada año a unos 24 millones de extranjeros y permitirá comparar electrónicamente las características de los visitantes con las registradas en un banco de datos, para descartar que la persona que entra en el país haya participado en actividades criminales o terroristas. Los datos serán archivados en el Departamento de Seguridad Interior y podrán ser consultados por otras agencias federales. Además, con este nuevo sistema electrónico se volverá virtualmente imposible que alguien con documentos robados o duplicados pueda ingresar en el territorio norteamericano.
La decisión norteamericana provocó la reacción de Brasil, donde la Justicia, amparándose en el principio de reciprocidad, dictó un fallo que obliga a la policía a tomar las huellas dactilares y a fotografiar a los ciudadanos norteamericanos que ingresen en territorio brasileño. Mientras tanto, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil solicitó al gobierno de los Estados Unidos que retire a su país de la lista de naciones cuyos ciudadanos quedaron sujetos a los nuevos controles migratorios. Por otra parte, un grupo de legisladores brasileños se mostró favorable a proponer a los demás países del Mercosur que apliquen la misma medida para controlar a los visitantes de los Estados Unidos.
Los nuevos mecanismos de seguridad, que se aplican a partir del 5 del actual, no rigen para los ciudadanos de 27 países que pueden ingresar en el país sin visa; sin embargo, los visitantes de los países exceptuados deberán portar a partir de octubre próximo un pasaporte que pueda ser leído por un sistema biométrico que está siendo instalado en todos los puntos de entrada de los Estados Unidos. De lo contrario, se les requerirá visa y en consecuencia quedarán sometidos a las mismas medidas que los otros extranjeros.
Si bien como lo señaló el secretario de Seguridad Interior, Tom Ridge, la medida adoptada es una de las que garantizarán que "las fronteras sean seguras en una era de amenazas terroristas" y que "estarán abiertas a los viajeros, pero cerradas a los terroristas", corresponde destacar que dentro de los 27 países exceptuados del control de identidad se incluyen algunos que en más de una oportunidad fueron señalados por la comunidad internacional como territorios que, por contar con legislaciones que establecen un férreo y estricto secreto bancario, resultan ser poco colaboradores en y con las investigaciones que buscan acotar y poner freno a las actividades del crimen transnacional organizado, como es el caso del financiamiento al terrorismo.
No se explica claramente cuál ha sido el criterio aplicado por el gobierno norteamericano para determinar a priori que por el solo hecho de ser ciudadano de uno de los países que gozan del beneficio de ingresar en el territorio de los Estados Unidos sin el requisito de la visa -como son los casos, por ejemplo, de los connacionales de Alemania, Brunei, Luxemburgo o Singapur- se descarte la posibilidad de que puedan formar parte de alguna célula terrorista, quedando exceptuados de las nuevas medidas de identificación, y, por otro lado, atribuyan el carácter de sospechosos a los ciudadanos que por no gozar de dicho beneficio -como los argentinos, chilenos o brasileños, por mencionar a unos pocos- resulten pasibles de someterse a los nuevos controles migratorios norteamericanos.
El terrorismo internacional ha demostrado que no respeta fronteras y que quienes integran sus cuadros o células son personas que representan a las más diversas nacionalidades, sin ningún tipo de distinciones. Por consiguiente, no es del caso cuestionar las medidas aplicadas por los Estados Unidos para prevenir ataques terroristas, ni siquiera si éstas serán o no eficaces. Nadie puede negarle al gobierno norteamericano -ni a ningún otro- el derecho de cuidar sus fronteras por los medios que estime más convenientes a sus intereses, dentro de un marco de razonabilidad. Sólo se trata de señalar, por los motivos apuntados, que la discriminación realizada deja abierta una puerta que puede ser aprovechada por las organizaciones terroristas para seguir sembrando la cuota de violencia, terror y muerte que las caracteriza.
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