Nuevos métodos de venta ilegal
Los controles para restringir y limitar las múltiples expresiones que adquiere la venta callejera ilegal han obligado a estos vendedores a desarrollar una singular imaginación para eludirlos.
Los métodos varían según las circunstancias. Cuando los vendedores suponen que no habrá inspecciones o fuerzas policiales verificando que el espacio público no se encuentre obstaculizado, optan por instalar las mantas a la vieja usanza. Si presuponen eventuales controles, se los puede ver con carritos de compra, perchas o bolsos que cuelgan de distintas partes del cuerpo convirtiéndose en una suerte de comercio móvil que les permite moverse más rápidamente si tienen que huir.
Si bien durante los primeros meses del año que termina la venta ilegal evidenció momentos de leve disminución, últimamente ha vuelto a crecer de manera más sostenida. Según un informe de la Cámara Argentina de Comercio (CAC), durante octubre se detectaron 669 puestos de venta clandestina, un 11,3% más que el mes anterior y un 35,4% más en relación a octubre del año pasado. El relevamiento determinó que la ropa y el calzado son las mercaderías que más se venden, representando el 32,5% de lo relevado. Le siguen los alimentos y las bebidas con el 28,7 por ciento.
Las calles circundantes a la estación Once son las que concentran el mayor volumen de comercio ilegal, con un tercio del total de los puestos, 139 de ellos. Las ferias en las que habían sido reubicados los exmanteros desalojados de este barrio tienen muy pocas ventas y seguramente sea esa la razón por la cual las calles de la zona han vuelto a poblarse de vendedores ambulantes.
En segundo lugar se ubica la calle Perú entre Rivadavia y Avenida de Mayo con un total de 80 puestos. También en la continuación de esa arteria peatonal, la popular Florida, las mantas florecen a partir de las 17, cuando ya no quedan inspectores en la zona.
Otro punto clave es Constitución, con puestos de venta a la salida del Centro de Trasbordo y sobre la calle Brasil entre Salta y Hornos. Primera en la lista de estaciones afectadas, nuclea a 105 vendedores. Le sigue Retiro, con 84 puestos de venta.
No se puede soslayar que detrás del negocio de la venta callejera ilegal se esconden organizaciones que mueven mercadería robada, falsificada y de contrabando, lo que le ocasiona al Estado un severo perjuicio económico. Por otra parte, debemos insistir en la competencia desleal que esta actividad conlleva para aquellos comerciantes que pagan todos sus impuestos y obligaciones.
La inacción del Estado en esta materia puede ser considerada como una señal negativa no solo para los comerciantes con locales debidamente registrados, cumplidores de sus obligaciones fiscales y víctimas por ello de un trato discriminatorio, sino también para el resto de los ciudadanos que padecen similares necesidades sin volcarse ilegalmente a las calles. Mejorar la calidad del espacio público debe ser una prioridad que requiere de firmeza y creatividad en la gestión.