Ostende
Los pilares de la rambla construida por los belgas emerge tras un siglo sumergida bajo la arena. La abandonada “casa Robette” está usurpada por un okupa “amistoso”, pero consentido por su dueño, que regentea el hotel de al lado. Una sobrina de Arturo Frondizi permanece atrincherada en la austera casa de verano que levantó sobre la playa el expresidente, su padre y su suegro en la década del 30. Todo sucede en la localidad marítima de Ostende, lindera a Pinamar.
Armar un circuito turístico-cultural que comprenda esos mojones de la historia local -en el que habría que incluir también al viejo hotel del mismo nombre- sería de mutua conveniencia para vecinos y turistas.
Frente a la vieja rambla, el municipio pinamerense organiza en temporada periódicos recitales, en el hotel también suele haber actividades culturales y habrá que ver cómo se destraba el tema de la casa ocupada. Mercedes Faggionato, la sobrina de Frondizi, en tanto, lucha contra los medanos que amenazan sepultar “La Elenita”, nombre que el exmandatario le puso a la vivienda en honor a su hija. El intendente Martín Yeza asegura querer preservarla, pero ella reivindica su condición de dueña. Y no se ponen de acuerdo.