Palabra
"Una sola palabra tuya bastará para sanarme", se recuerda en misa la cita evangélica del centurión que le dice a Jesús que eso alcanzará para que su criado recupere la salud. El valor de la palabra tiene su fuerza aún sin milagros de por medio. La palabra empeñada tiene para muchos el valor de un contrato escrito. Solo un matiz de énfasis puede convertir a una misma palabra en una advertencia o en un consuelo. Es una herramienta fabulosa mediante la cual nos enamoramos o vamos a la guerra.
Lo contrario de la palabra es el silencio, que también puede adquirir múltiples significados.
Se viene sucediendo desde hace algún tiempo sistemáticas roturas de silobolsas en campos de distintos lugares. Una vaga ideologización no pronunciada es el motor de estos atentados suicidas ya que destruye lo que es fuente vital de alimentación, por un lado, y recursos imprescindibles en divisas para el país, por el otro.
Llama la atención que siendo Alberto Fernández un presidente tan locuaz que no deja tema sin tocar no haya pronunciado palabra alguna al respecto. "El que calla otorga", dice el dicho. Para las Confederaciones Rurales Argentinas se trata de un "silencio cómplice".