Papá Insfrán nunca se rinde
"En Formosa no se rinde nadie". Cada día, el gobierno de Gildo Insfrán cierra con esa arenga bélica los partes oficiales sobre la pandemia. Son compendios que abundan en datos sobre contagiados, recuperados, testeados y también sobre infractores descubiertos in fraganti. Los policías no dan abasto. Durante meses controlaron el cierre del límite provincial, patrullan las calles en busca gente sin barbijo (ayer cayeron 558) y vigilan los centros de alojamiento a los que envían a contactos estrechos y a quienes logran entrar a Formosa.
El aislamiento domiciliario no se permite y en gran parte de la provincia rige una cuarentena dura. Insfrán brama contra los que denuncian malos tratos a los confinados por el Estado. Exhibe resultados como el padre severo que endereza a sus hijos con mano de hierro. Formosa registró 1062 casos y 7 muertos por Covid. La pandemia consumó el modelo que estrenó en 1995: es el empleador casi monopólico, el gran benefactor y ahora también el dueño de las libertades individuales, en nombre de la salud pública. Al que no le guste que se busque otra provincia