Desde Washington. Para ser un buen marine
El folleto desplegable -papel satinado, excelente diseño- tiene destinatario específico: el corresponsal de LA NACION. "Determina quién eres y la persona que serás", propone. Y a lo largo de las siguientes carillas invita al desafío de convertirse en un infante de marina de los Estados Unidos.
El folleto incluye dos tarjetas postales. Una para que el destinatario, si está interesado, pida más información. La otra, para que le avise al US Marine Corps si sabe de algún amigo que quiera sumarse a la "élite guerrera" de este país. En ambos casos prometen enviarle a vuelta de correo un libro y una guía sobre los marines, un póster y las "chapitas" que todo soldado cuelga del cuello con sus datos identificatorios.
El convite es parte de la campaña que impulsan las Fuerzas Armadas estadounidenses para reclutar nuevos soldados. Sin servicio militar obligatorio, las guerras en Afganistán e Irak tensaron al máximo la capacidad de rotación del servicio activo y la reserva, que ya llevan dos y tres "tours" en los frentes de batalla.
La convocatoria del Marine Corps se dirige a jóvenes de entre 17 y 29 años, lo que queda claro por las fotos que utilizan -todos de esa edad, todos musculosos, todos varones, blancos, negros y latinos- y los slogans que promueven: "Como infante de marina, te prepararás para liderar el camino".
LA NACION respondió a la convocatoria. Recibió las chapitas -"dog tags", en la jerga militar local- y el folleto. Pero fue rechazado por edad, según le explicó por carta el sargento mayor John L. Estrada. Quienes sí son aceptados son entrenados durante 13 semanas. Y luego son desplegados en Afganistán o Irak. Pero el primer folleto, en ningún momento alude a eso, ni cita la palabra "guerra". Prefiere aludir a los "desafíos, de ahora y siempre".
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