Pesca nocturna
Del lado de la noche, entre sombras y murmullos lentos, está el río Nilo. No el de las glamorosas estampas de expedicionarios europeos, tampoco el de los faraones, la cuna de leyendas, las aguas que alguna vez habrán reflejado el rostro perfecto de Cleopatra. El Nilo que surca esta imagen nocturna es el del África herida, hundida en el trabajo, diario y extenuante, de la pura supervivencia. En este tramo, las costas pertenecen a Uganda; de esa nacionalidad es el pescador que recurre a un artilugio que seguramente habrán utilizado, antes que él, sus abuelos. El secreto es la luz. Un farol para atravesar la noche, encandilar a los insectos que se desparraman frente a él y atraer a los peces con la promesa de un festín que, el pescador lo sabe, no será tal. Los protagonistas está allí, cada cual con su resto de fuerzas, jugando las cartas de una partida interminable.