Poder de fuego
"Si mi palabra pesa, les pidoque no tomen esa medida".
(De Alberto Fernández sobre la amenaza de paro en Aerolíneas.)
¿Qué diferencia al líder norcoreano Kim Jong-un de Alberto Fernández? Varias cosas. La primera y principal, uno es déspota, prepotente y petardista, y el otro trata, por todos los medios, de sacarse de encima la pátina tiránica del kirchnerismo, domar su propio carácter y mostrarse conciliador con el campo, la UIA, los sindicatos, los gobernadores díscolos, los medios hegemónicos y con Kristalina, del FMI.
En segundo lugar, el poder de fuego. Kim no tiene empacho en lanzar proyectiles hacia el Mar de Japón, minutos después de haber acordado una nueva reunión con Trump para, precisamente, reanudar con los Estados Unidos las conversaciones truncas sobre la cuestión nuclear. En cambio, Fernández entendió a los golpes -de mercado- que disparar a diestra y siniestra por el solo hecho de haber ganado las PASO no le conviene si lo que quiere es repetir la historia el 27 y evitar el ballottage.
El candidato kirchnerista pudo comprobar que sus gestos y sus palabras -incluso sus silencios- cotizan distinto desde agosto. No es tarea fácil la suya, especialmente cuando desde las propias pampas le saltan gauchos errantes reclamando reformas agrarias, expropiaciones, conculcación de libertades y cambios constitucionales.
"El que gobierna es Macri, él tiene las herramientas", decía Fernández cuando se lo consultaba por el descalabro económico desatado tras su triunfo en las elecciones primarias. Después, se dio cuenta de que celebrar el terremoto lo hundía a él mismo en los escombros. "Que la gente evite la calle", dijo el día en que piqueteros decidieron tomar la 9 de Julio en reclamo de la emergencia alimentaria. "Es lo que razonablemente debía hacer en términos de justicia", opinó sobre el fallo de la Corte para que el Gobierno compense a las provincias por las bajas de IVA en alimentos y ganancias. ¡Cómo no estar en favor de los gobernadores! "Les pido que no provoquen este estado de cosas. Sé que tienen razón, pero si mi palabra les sirve y pesa, les pido por favor. No es buen momento para tomar estas medidas", fue su mensaje a los gremialistas de Aerolíneas que se aprestaban a parar todo este fin de semana.
Por el momento, el candidato que se mueve como presidente electo sin haber sido elegido no tuvo que parafrasear a Juan Carlos Pugliese cuando, como ministro de Economía del alfonsinismo, inmortalizó la frase: "Les hablé con el corazón y me contestaron con el bolsillo".