Presencia militar iraní en una frontera sensible
Ocurre que últimamente la presencia militar iraní en el distrito sirio de Quneitra -aledaño a las Alturas del Golán- ha estado creciendo notoriamente.
La relativa tranquilidad que hasta no hace mucho reinaba en derredor de las estratégicas Alturas del Golán se ha transformado de pronto en un ambiente de ansiedad. Ocurre que últimamente la presencia militar iraní en el distrito sirio de Quneitra -aledaño a las Alturas del Golán- ha estado creciendo notoriamente.
Los incidentes armados -y con explosivos- comenzaron a intensificarse allí en marzo de 2014, cuando milicianos de Hezbollah hicieron explotar una bomba en la frontera. Y, poco después, atacaron e hirieron a cuatro soldados israelíes, en esa misma zona.
En octubre pasado, los atentados se reiteraron. Y el 15 de enero de este año, el Secretario General de Hezbollah: Hassan Nasrallah, del riñón iraní, amenazó -pública y abiertamente- con la continuación de esos incidentes.
El régimen del clan Assad -cuya supervivencia hoy depende de Teherán- nada puede (ni presumiblemente quiere) hacer para cambiar el tenso estado de cosas en el Golán.
Si Irán consolidara su presencia en esa zona, la posibilidad de que de pronto se abriera un nuevo polo de apoyo e infiltración terrorista en la frontera sería importante. A lo que cabe sumar, según advierte Ely Karmon desde las columnas del "Times" de Israel, la amenaza de que, también allí, se instalen cientos de misiles que, en este caso contrabandeados desde Jordania, apunten a Israel. Lo que sería grave.
El régimen del clan Assad -cuya supervivencia hoy depende de Teherán- nada puede (ni presumiblemente quiere) hacer para cambiar el tenso estado de cosas en el Golán.
El ataque israelí del 18 de enero pasado -que ultimara a seis militares iraníes y a seis comandantes de Hezbollah- parece haber sensibilizado aún más el frágil estado de cosas en la zona aledaña al Golán. Además, la jerarquía militar de los fallecidos en ese episodio y la cercanía de las elecciones israelíes agregaron dramatismo a las cosas. Y motivaron la represalia del 28 de enero pasado, acaecida en la disputada zona de las Granjas de Shebaa, cuando Hezbollah disparara un misil antitanque Kornet contra una columna militar israelí, dejando como saldo dos muertos y siete heridos entre quienes integraban ese contingente.
Tras ese último ataque, Hassan Nasrallah amenazó públicamente con poner en marcha nuevas represalias violentas en el exterior, aludiendo expresamente al cruento atentado que, en 1992, hiciera añicos la Embajada de Israel en la ciudad de Buenos Aires. Lo que, por todo lo que significa, no debe pasar inadvertido.
Porque Irán y Hezbollah son, en rigor, responsables de un largo listado de atentados contra representaciones diplomáticas israelíes en el exterior. En Baku, Bangkok, y Nueva Delhi. Así como en Kenia y Nigeria. Y hasta en Lima, Perú, el año pasado.
A lo que naturalmente se suma ahora la sospechosa "retirada" -hace muy pocos días- de un diplomático iraní que prestaba servicios en la ciudad de Montevideo y habría sido "invitado" por las autoridades uruguayas a dejar el país de los orientales cuando se advirtió su presencia en la cercanía de la representación diplomática israelí en Montevideo.
La novedad a destacar es que Irán está operando activamente en la propia frontera israelí y es ya una amenaza directa para Israel. Lo que supone un cambio cualitativo en el conflicto de Medio Oriente a tener en cuenta.
Naturalmente, sin olvidar otros tipos de atentados terroristas. Como el acontecido del aeropuerto de Burgas, en Bulgaria. Y el similar que fuera felizmente frustrado en al aeropuerto de Larnaca, en Chipre.
La novedad a destacar es que Irán está operando activamente en la propia frontera israelí y es ya una amenaza directa para Israel. Lo que supone un cambio cualitativo en el conflicto de Medio Oriente a tener en cuenta.
Entre otras cosas, porque la reciente dramática toma de Yemen por parte de los llamados "Houtis" -que responden a Irán- debe tomarse como una nueva alerta acerca de la intensidad -y decisión- con las que las autoridades iraníes prosiguen incansablemente su camino estratégico, en busca de transformarse en la potencia regional más importante, en un mundo, como el musulmán, que sumergido en un conflicto faccioso que ya se ha extendido enormemente..
Lo que ocurre ahora en las cercanías de las Alturas del Golán sugiere además que, para Irán, las fronteras entre Siria y el Líbano podrían pronto ser redefinidas. De hecho, probablemente.
Por esto sus fuerzas están ya operando en Quneitra, de la mano de las de Hezbollah y del régimen "alawita" de los Assad. Frente a ellas combaten los rebeldes sirios, liderados por Bashar al-Zoubi (un ex oficial del ejército sirio apoyado por los Estados Unidos y Jordania), que en las últimas semanas parecen haber estado cediendo terreno y posiciones. Sin olvidar a los grupos afiliados a Al-Qaeda (con la denominación de "Jabhat Al-Nusra") que también tienen presencia en la vecindad del Golán.
Sin que, por el momento al menos, se haya detectado la presencia de contingentes del Estado Islámico , lo que podría volatilizar aún más a esa particular región, hoy transformada en un capítulo más del auténtico caos -de enorme peligrosidad- en que se ha transformado buena parte de Medio Oriente. Que más aún, es una Caja de Pandora más, de la que no puede sacarse la vista, ni por un sólo instante.