Propuestas para la justicia comercial
Ante los tribunales de Comercio de la Capital son tramitados los conflictos económicos de mayor repercusión del país, razón por la cual una economía sana depende de su buen funcionamiento. Pese a contar con un grupo humano de calidad, en las últimas décadas la eficiencia del servicio se ha visto distorsionada por un desmesurado incremento de los juicios sin un correlativo aumento de los recursos para atenderlos correctamente. Mientras que en los últimos años la Corte Suprema ha multiplicado su presupuesto, que casi duplica el de la justicia comercial, en ésta la última reforma sustancial data de los años 70. Por ello es más que oportuno un reciente estudio realizado por el Foro de Estudios sobre la Administración de Justicia (Fores), apoyado por el Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires y otras instituciones y empresas, con la entusiasta anuencia de la Cámara Comercial.
Se trata de un trabajo muy completo, que demandó muchos meses. Destaca defectos y virtudes, y comprende en su análisis desde el trámite de los juicios ordinarios y la utilización de las tecnologías de información y comunicaciones hasta la reelaboración de los libros de registro de los juzgados que, además de su función, deben servir al fortalecimiento del sistema estadístico. Merece destacarse el capítulo sobre las mejores prácticas, elaborado siguiendo las más modernas tendencias de la técnica empresarial.
Concluye el trabajo aquí analizado que una inversión focalizada en los recursos humanos con capacitación y reformulación de procesos de trabajo lograría un cambio cualitativo en su desempeño. Y entre las consecuencias positivas que ya ha tenido debe mencionarse la aplicación de estos métodos en el sistema judicial de Río Negro, en el Proyecto Piloto Bariloche que, a pedido del Superior Tribunal de esa provincia, Fores está llevando a cabo con el Instituto para el Desarrollo Empresarial de la Argentina (IDEA), para aplicar los desarrollos de las modernas ciencias del gerenciamiento a la actividad judicial. Ello, a partir de la comprensión racional de las ventajas que derivan en satisfacción de los usuarios y reducción de trabajo en la actividad jurisdiccional. Por otro lado, un próximo seminario difundirá las mejores prácticas entre jueces y secretarios de la justicia comercial.
Incluso, está en análisis la propuesta de traspasar al fuero comercial algunos juzgados laborales, hoy con menor cantidad de trabajo debido al buen resultado de la mediación. Como objetivo mínimo se procuraría que los juicios laborales, hoy atraídos al fuero comercial por las quiebras, vuelvan a su fuero de origen.
Se trata de una radiografía actual y de coyuntura, que además propone soluciones. Pero una vez que "baje la fiebre del enfermo" es necesario pensar en otra organización y estructura. Sacar los pequeños conflictos del fuero comercial -representan dos tercios del volumen de trabajo- para darles solución rápida mediante una justicia barrial, como recomiendan muchos estudios, entre ellos, uno recientemente publicado por LA NACION. Los juicios ejecutivos, que también representan una altísima proporción de las tareas, deben tener un tratamiento especial diferenciado, automatizado, casi inmediato, que hará caer al mínimo estas ejecuciones en cuanto la Justicia deje de ser un factor de dilación del pago. Inclusive habrá que pensar en tribunales comerciales especializados en concursos y quiebras, como se ha experimentado en el país y en el extranjero.
Aun bajando el ingreso de juicios a niveles normales serán necesarios cambios estructurales. Los juzgados deben ser unidades más chicas, con personal muy capacitado y fuerte apoyo tecnológico. En vez de contar con juzgados con una dotación de 32 personas sería deseable, por ejemplo, tener 4 juzgados con 8 personas. Eso multiplicaría la cantidad de jueces, que hoy son los cuellos de botella del sistema, sin causar mayores incrementos presupuestarios. Una administración de justicia eficaz requiere más presencia del juez desde el principio de cada causa, algo imposible de lograr con la estructura actual. Por ello la propuesta comentada de racionalizar y multiplicar los juzgados coincide con estas dos últimas recomendaciones de la valiosa investigación que comentamos.
En las últimas décadas, la tecnología produjo cambios notables en los estudios jurídicos, que de una relación de cuatro asistentes por abogado en los años sesenta hoy en día tienen una relación casi inversa. En cambio, la Justicia continúa atada a su estructura del siglo XIX.
No es posible esperar una recuperación económica sin un fuero comercial trabajando en condiciones de normalidad. El estudio que comentamos sienta sólidas bases para lograrla, y, por ello, debe ser celebrada su realización y hay que bregar al máximo para que llegue a ser puesto en práctica.