¿Quién mantendrá encendido el pebetero de la antocrha tech?
La primera lluvia de meteoritos hecha por el hombre caería sobre Tokio. Eso iba a ocurrir el viernes según tenian previstos los esponsors y organizadores de los Juegos Olímpicos 2020. La fecha prevista se postergó para el 23 de julio del año próximo y muchas de las destrezas deportivas y tecnológicas deberán esperar.
Como a comienzos de siglo pasado con las ferias internacionales, las copas de fútbol y los deportes olímpicos son la cita ideal para la exhibición de despliegues sorprendentes: televisión de máxima definición 8K en vivo, asistencia robótica y réplicas 3D permitirían a empresas asiáticas y del Silicon Valley competir y desplegar sus innovaciones, y a Japón recuperar terreno en la carrera de países asiáticos tech detrás de India, China y Corea del Sur. Deberán esperar, al menos, un año más: Covid-19, Tokyo 2021.
Como en la leyenda griega de Prometeo, el fuego es el atributo que los hombres roban a los Dioses. Los milagros tecnológicos parecen ocupar en el siglo XXI ese lugar -en coincidencia con proezas deportivas que exigen al límite la maquinaria humana- en los que se expresan cultura y progreso, hoy tan cuestionados.