Reseña: Las sombras de Quirke, de Benjamin Black
Desde hace diez años, John Banville (Wexford, Irlanda, 1945) viene construyendo el universo narrativo del doctor Quirke y el detective Hackett, bajo el seudónimo de Benjamin Black. Con ese alias ha publicado nueve libros. Ocho componen la serie de novela negra protagonizada por el médico, llevada a la televisión por la BBC. Las sombras de Quirke vuelve a poner como protagonista al forense luego de unos años de retiro en el Dublín de los años cincuenta.
Son dos las historias que se entretejen en la novela. Por un lado, el cuerpo de Leon Corless aparece incinerado en un auto. La autopsia muestra indicios de que no fue un accidente. El chico trabajaba como funcionario del Parlamento y era el hijo de un famoso comunista de Irlanda. David Sinclair, discípulo de Quirke, lo llama para pedirle su opinión sobre el caso. Ambos sospechan que se trata de un asesinato. Black repite fórmulas de éxito de novelas anteriores: en Muerte en verano (2012) investiga un aparente suicidio que se revelará como un homicidio. Aquí, ese pedido es el disparador de la novela y del regreso de Quirke a la acción.
A la trama se añade la historia paralela de su hija Phoebe. Una chica llamada Lisa Smith se acerca para pedirle protección y luego desaparece de la casa donde la acogen, sin dejar rastros. Ella, entonces, acude a su padre para buscarla.
El pedido de Phoebe reformula la secuencia de En busca de April (2011), donde la joven le solicita ayuda para encontrar a una amiga desaparecida. En esta oportunidad, cobra particular protagonismo, ya que es ella quien motoriza la búsqueda de Lisa personalmente. La novela explora la vida de Lisa, a la par de la de Sinclair. Ella será el nexo de las dos historias pero también el puente de la relación amorosa entre su padre y su jefa, una psiquiatra austríaca.
Banville crea una intertextualidad entre las obras y esta novela no es la excepción. No sólo se hace mención explícita a hechos ocurridos en los libros anteriores, lo que enriquece la construcción de los personajes, sino que también se repiten temáticas y preocupaciones. El tráfico de niños es la subtrama que lo acompaña desde El secreto de Christine (2006), su primera novela con la firma de Black, donde narraba el descubrimiento por parte de Quirke de la participación de su hermano y su padre adoptivos en organizaciones clandestinas de la Iglesia vinculadas al robo de bebés.
“El niño que le arrebataron a Christine Falls para enviarlo a América –dice el forense en Las sombras de Quirke– fue uno más de entre centenares de bebés, quizá miles, que durante años han sido enviados en secreto al extranjero para dárselos a familias católicas a fin de que los críen como si fuesen suyos.”
El policial y el desdoblamiento Banville/Black le permiten hacer una feroz crítica de la sociedad irlandesa y su relación con la Iglesia. “Para los irlandeses la Iglesia ha sido como el Partido Comunista en la Unión Soviética, vigilaba nuestras vidas”, dijo Banville en una entrevista. En la novela, Quirke lo enuncia así: “La Iglesia controla este país; la Iglesia y sus representantes en organizaciones como los Caballeros de St. Patrick. No puedes imaginarte el poder que tienen. Son iguales a los comunistas, contra los que siempre nos previenen, las dos caras de una misma moneda”.
Estos temas tocan al propio Quirke, dado en adopción al nacer y que reniega de su paternidad hasta que Phoebe es adulta. En otra novela, Órdenes sagradas (2013), es donde mejor se desarrolla la relación con su padre y su pasaje por el orfanato católico de Carricklea. Datos que se evocan en esta nueva novela, donde el médico debe afrontar sus fantasmas del pasado, el alcoholismo, la lesión cerebral, y todos los casos anteriores, para encontrar a los culpables de la muerte de Corless. Esta novela le permite a Quirke reivindicar la relación con su hermano, con su familia y encontrar nuevamente el amor. Lejos de la simplicidad del héroe, el universo narrativo en que se mueve Quirke lo convierte en personaje complejo, con dobleces y sombras.
LAS SOMBRAS DE QUIRKE
Por Benjamin Black
Alfaguara. Trad.: Nuria Barrios. 312 págs., $ 389