Se va el 2012 con tecnología pero sin ley
Otro año más (o menos) en la vida de los argentinos y en el universo de las tecnologías de la información. Los cambios, los avances, las idas y venidas, han sido considerables: Facebook superó los 1000 millones de usuarios y cotiza en Nasdaq; Google ha consolidado su liderazgo en el mercado de los Buscadores; nuevas aplicaciones para teléfonos inteligentes (devenidos en verdaderas computadoras); los usuarios de internet crecen a pasos agigantados, las estadísticas de divorcios con causa en "red social" se incrementan; tristes casos de ciberacoso con finales crueles; la libertad de expresión on line y los derechos de propiedad intelectual en la web continúan el pleno intercambio de ideas mientras cientos de países acaban de finalizar tensos debates en Dubai que ponen en tela de juicio, entre otras cosas, el control de tráfico de contenidos on line. Y hay mucho más.
Frente a ello nuestro país no ha legislado sobre materias que, a mi entender, son de peso con impacto en la vida diaria de los argentinos.
El ciberacoso escolar o ciberbullyng, moneda corriente en las escuelas del país y del mundo tampoco ha merecido una modificación en nuestra ley
Recordemos que el Senado de la Nación aprobó el 2 de noviembre de 2011 un proyecto de ley que incorpora al Código Penal el delito de "grooming"que consiste en la utilización de medios informáticos para tomar contacto con un menor de edad, creando un ámbito de confianza, que tiene por objeto una acción de pedofilia (abuso sexual o la violación). El proyecto debía ser tratado en Diputados en el año que despedimos pero no hubo novedades, no hubo tratamiento. Sería bueno que no pierda estado parlamentario: la integridad de los jóvenes está en juego.
En el año en curso se presentó en el Senado un nuevo proyecto de ley sobre usurpación de identidad en internet. Pero sólo se presentó, no se consideró. Esta modalidad delictiva que da protección a identidades falsas que son utilizadas para cometer delitos patrimoniales y sexuales se sigue practicando sin tipo penal. Otro vacío legal.
El ciberacoso escolar o ciberbullyng, moneda corriente en las escuelas del país y del mundo (recordemos el caso de Amanda Todd), tampoco ha merecido una modificación en nuestra ley de educación superior que conlleve, al menos, su incorporación como figura en la problemática escolar. Me consta que el debate está en las aulas y en la Academia pero no lo he visto en el Parlamento.
En esta línea serán los jueces quienes terminarán "diciendo" el derecho, el nuevo derecho ajustado a la nueva realidad que impone internet
Tampoco se ha considerado proyecto legislativo alguno vinculado a los Proveedores de Servicios de Internet (ISP) y en especial a los Buscadores de Internet y las Redes Sociales, no obstante se han dictado sentencias contradictorias en el fuero civil aplicables a los casos de demandas contra Google y Yahoo por uso indebido de imagen y afectación a la reputación personal, mientras se espera de la Corte Suprema de Justicia un pronunciamiento final en el denominado caso Bandana. El diputado Julián Obiglio presentó recientemente un proyecto de ley al respecto que seguramente generará un ámbito de debate en el año 2013. Aunque ya lo ha generado en Twitter.
Finalmente tampoco la ley de propiedad intelectual 11.723, que ha puesto en tela de jucio la libre circulación de contenidos on line y la conducta de los administradores de los sitios Taringa! y Cuevana, ha recibido mirada legislativa. En esta línea serán los jueces quienes terminarán "diciendo" el derecho, el nuevo derecho ajustado a la nueva realidad que impone internet.
Si el Derecho llega tarde, no es efectivo. A mi entender es necesario legislar sobre estas materias y establecer reglas de juego claras. Ahora bien, legislar requiere de un análisis serio y completo, integrado, con legislación y precedentes internaciones, coherente y con soluciones que contemplen equilibradamente todos los intereses en juego, con participación de los involucrados en cada caso particular, educadores y representantes de consumidores.
Si no se dan esas pautas, mejor quedarnos con lo que nos deja el 2012 y dejar en manos de los jueces las soluciones y unificación de criterios. De lo contrario será peor el remedio que la enfermedad.