Semana 39 de 2005
En el álbum humano destacan abuelos de oro. Aquel Homo Baterista (el primero) que con solo dos fémures huecos sincopó hasta dejarle servida a Mozart la 40. O el que sintió le salía la palabra (la primera) y la escuchó. Tal prosapia no la merece el Homo Global. Desbarra a posta. Repite. Se copia. Eximio solista del pifie, ni termina de construirse hombre ni se devuelve al digno ayer de un chimpancé. Le tira flipar. Delira ser dios. Esta semana presentó en sociedad nuevos robots paridos a capricho. Madres de plasma que amamantan a horario. Secretarias de silicona que dominan cuatro idiomas. Obreros de vidrio que barren oficinas, sirven café y rechazan propinas. La banalidad politécnica. Muñecos bien aspectados. Sin virus. Ni trauma caído del árbol del bien y del mal. Ni genoma. Sólo dos sentidos: enter y delete. Algunos modelos reconocen hasta diez rostros distintos y responden sin dudar. Y está el que con tono seco y breve de Apocalipsis, dice "El tiempo ha terminado" para avisar de la cocción de un pollo al spiedo. Y así. En 2004 operaron en el mundo 807.000 robots industriales. Y en 2005 se replican como hongos los que pronto se instalarán en casa. Las (animistas) familias japonesas celebran la novedad. Tienen ya muy integrado al juguetón Alsok. Y en las plazas, a clonados grupos de rock que deslumbran "por lo humano". Pero es Asimo (43 kilos, 120 cms., nacido en 2000 en la maternidad de Honda) el que arrasa por servicial y grácil. Y anuncian próximo arribo de robots humanoides con desarrollo intelectual. Esto es: el Homo Global va a por todo. Si le sale bien, se echa a holgar. Si no, el embeleco que ideó se lo lleva puesto y con él a todo aquel que de varón y de hembra nació. En sus libros, Isaac Asimov imponía un control ético sobre el robot: no debían obedecer órdenes que implicaran daño. Pero nunca se sabe. Puede que nos engatucen (pudo Menem, pudo Bush) y nos atrapen. Hasta que aburridos de su presuntuosa perfecta condición, les dé por inventar un homínido que cause risa por torpe. Y que un día un inventor anuncie al muñeco fósil más divertido del mundo mostrando en feria (sin hoja de parra) a un nuevo Adán.
En la Pingüenera local sigue el corso. Varios K. se distribuyen por el mapa. El K. provincial vociferante. El K. que acompasa su voz con la frecuencia de las encuestas. El K. que truena ante la ONU y la mata callando (y pagando) ante el Fondo. Rápido que es le sobra tiempo para urdir picaresca muy practicada en Santa Cruz. Operativos bajo cuerda para que nadie meta la nariz en los asuntos públicos. K. recurrió a 4 senadores prestos y prontos para ver cómo ocultar aún más los asuntos del Estado. Recuerden nombres de estos 4 chirolitas: María Perceval, Miguel Pichetto, Mario Daniele y Diana Conti. Bastó que el Gran Hurón Morales Solá (y otros) removieran el avispero para que la Rosada blandiera de apuro el argumento pueril de que sólo se trataba de un test. Habemus papelón. Pero tampoco pasa nada. La primavera perdona todo. Y aviva la creatividad de los líderes en pugna: Castells hace campaña mediante el celular, el frente de izquierda lanza paracaidistas (sic), Brandoni reparte monedas de papel con las caras de Cris y de Chiche, La Porta ofrece claveles en la calle Florida, Bullrich presenta un jeep, Zulma Faiad planta tres árboles, López Murphy sale a concientizar floristas en F. Varela y Carrió se dedica a instruir fiscales. En tanto, la realidad quema y la pobreza que desciende de a milímetro. Desde la India, llega la voz de Vandana Shiva: "La gente no muere por falta de ingresos. Muere por no tener acceso a los recursos" ¿La conoce Lavagna?
The Pitufo Press: 1) por sentirse "compañía" y no "propiedad", cordobesas aggiornadas deciden autodenominarse "señoras con" y no "señoras de"; 2) la economía de Japón (que "entra" en la provincia de Buenos Aires) es 20 veces mayor que la nuestra (triple glup); 3) hace 55 días el gobierno de Santa Cruz prometió repatriar (pobre palabrita) 521 millones de dólares, pero el poncho no aparece; 4) "Un presidente no puede subirse a un palco para que su esposa se le cuelgue de los pantalones" (Chiche la Manzanera).
"El lenguaje es como una piel: froto mi lenguaje contra otro" (Roland Barthes).
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