¿Qué motivos hay para ser optimista de cara a 2015?
El año que está a días de empezar será complejo y movilizador: los argentinos decidiremos en las urnas entre cambios y continuidades respecto de un ciclo político de doce años, mientras el mundo deberá lidiar con la herencia de un 2014 pleno de interrogantes abiertos. Desde distintas perspectivas, diez referentes del mundo de las ideas subrayan los fenómenos que los hacen mirar su vaso medio lleno
Indicios de que viene un futuro mejor
Por Gerry Garbulsky. Para La Nación
Ya es casi un lugar común decir que el mundo está cambiando mucho y cada vez más rápido. También se escucha mucho que estamos en un momento de la historia en que podemos influir de manera decisiva en cómo será el futuro. Y decimos que el uso que les demos a todos los avances tecnológicos puede llevarnos a resolver los grandes problemas del mundo o, por el contrario, puede profundizarlos.
Durante 2015 probablemente no se defina cuál de estos dos escenarios futuros será el que vivamos en las próximas décadas, pero a mí me gusta buscar pequeños indicios que me permitan imaginar un futuro con más equidad, menos violencia, más realización personal y social. Busco pequeñas señales de que vamos en una dirección que me gustaría transitar. Éstas son algunas de esas señales.
Hay proyecciones que muestran que es probable que para 2030 se acabe la pobreza extrema en el mundo. Quizá son un poco optimistas, pero creo que son direccionalmente correctas.
Los avances en la medicina muestran que en el futuro cercano muchas de las enfermedades que hoy nos matan se van a poder prevenir o curar.
Las noticias recientes sobre el acercamiento entre Cuba y los Estados Unidos muestran que enemigos de décadas pueden buscar puntos de encuentro.
Hay cada vez más ejemplos de adolescentes que hacen grandes descubrimientos, inventan cosas increíbles y hasta ganan el Premio Nobel de la Paz. Con su energía e ingenuidad, sospecho que asombrarán cada vez más.
Están proliferando los encuentros de gente muy diversa para debatir y pensar temas que nos van a afectar a todos a futuro. Me toca verlo de cerca en TEDxRíodelaPlata, pero hay muchos otros ejemplos.
Siento y espero que en 2015 tendremos muchas más señales en esta dirección. Pero dependemos de que la estupidez humana no nos gane.
El autor es organizador de TEDxRíodelaPlata y Embajador TEDx en Sudamérica
El insumo vital de la esperanza
Por Carlos Díaz. Para La Nación
Al hacer un recorte grueso de la sociedad argentina, es posible distinguir entre los nacidos y criados (NIC) en democracia y los que no. Este clivaje, por arbitrario que sea, marca una diferencia: no mira el mundo de la misma manera quien hoy tiene entre 20 y 40 años, con gran parte de la vida por delante, que acaba de tener hijos o planea hacerlo, que está encaminando su vida profesional y tiene expectativas sobre el futuro, que quien ya hizo buena parte de ese recorrido.
Seguramente 2015 será el final de una etapa, sea cual sea el próximo presidente, incluso si se impone el candidato kirchnerista, y el momento de ensayar un balance de estos últimos 12 años: en este lapso, la sociedad argentina cambió, muchos temas se pusieron sobre el tapete, se discutieron y se resolvieron con el apoyo de amplias mayorías o de manera algo forzada, con votaciones ganadas por un pelito. Varios de esos temas, a mi juicio, representan cambios culturales muy significativos, fundamentalmente para los NIC, como las leyes tendientes a igualar los derechos de las minorías o lograr el acceso a ellos de sectores históricamente excluidos, desde los gays y lesbianas hasta el personal de servicio doméstico, pasando por la Asignación Universal, las políticas hacia los ni/ni o las iniciativas en materia de derechos humanos.
Me crié en México, y una de las cosas que más me llama la atención de los mexicanos es que, pese a todo, ellos quieren a su país, al que logran diferenciar de los políticos o gobiernos de turno. En la Argentina pareciera suceder lo contrario: muchos sectores que legítimamente tienen diferencias con el gobierno caen en una actitud dañina hacia el país y, por lo tanto, hacia ellos mismos. Mi esperanza para 2015, entonces, es que la nueva etapa nos permita hacer un balance ponderado de estos años, dentro del cual los NIC pueden desempeñar un papel crucial: como les queda un largo camino por recorrer, la esperanza es, para ellos, un insumo vital. Necesitarán –necesitaremos– rescatar todo lo positivo de estos años y convertirlo en una base desde la cual pensar, discutir e investigar los temas importantes que aún siguen pendientes para seguir construyendo una Argentina más inclusiva, tolerante e igualitaria.
El autor es director editorial de Siglo XXI Editores
En busca de una academia más audaz
Por Paula Sibilia. Para La Nación
No parece haber muchos motivos para el optimismo en la universidad latinoamericana, cada vez más adherida al modelo productivista de los rankings y puntajes, que alimenta una disputa de vanidades más bien aburrida e inocua en sus efectos sobre el mundo.
La segunda década del siglo XXI nos encuentra fatigados, tratando de seguir el ritmo con tecnologías estimuladoras o narcotizantes mientras nos pavoneamos en las vitrinas virtuales. Hasta los libros impresos con sus reflexiones de largo aliento parecen reliquias de antaño, ahora relegados ante la urgencia de despachar artículos siempre actualizados en los journals con referato. Aunque está claro que no será allí donde se genere un pensamiento más libre o audaz, capaz de mapear lo contemporáneo con originalidad y coraje.
Por eso, crece también cierto malestar ante ese falso consenso, como si se estuviera gestando una tormenta. La inevitable globalización de los congresos y publicaciones puso en evidencia el agotamiento de las referencias canónicas exhaladas desde la vieja metrópolis hacia las antiguas periferias. "Si tenés una idea increíble es mejor hacer una canción", ironizaba Caetano Veloso en su tema Língua, de 1984, "está probado que sólo es posible filosofar en alemán".
Quizás esté llegando el momento de consumar ese gesto caníbal, esa antropofagia siempre latente en estas orillas del planeta, esa tropicália voraz y sarcástica, alegre y violenta, que permaneció arrinconada en un exotismo más o menos controlado. ¿Por qué no aprovechar la crisis para devorarnos del todo a los "conquistadores" y luego invitarlos a nuestro banquete? Queda la promesa de elaborar una filosofía del estar, por ejemplo, valiéndonos de esa riqueza de nuestras lenguas para esquivar las rígidas limitaciones del ser, masticando esas herencias que todavía nos encorsetan la visión. En tal caso, tendríamos razones para el optimismo. Tal vez (o no).
La autora es antropóloga, argentina residente en Río de Janeiro, investigadora de las agencias CNPq y FAPERI, coordinadora del Posgrado en Comunicación de la Universidade Federal Fluminense (UFF).
No tanto un fin, sino un nuevo ciclo
Por Eduardo Levy Yeyati. Para La Nación
No es fácil explicar el optimismo de 2015 sin pensar en 2016 (imaginemos, si no, la alternativa: este 2014 repetido ad infinitum). El 2016, a todos los fines prácticos, comienza en 2015, año bisagra para recuperar un liderazgo que nos ofrezca un cambio sin rupturas, que nos saque de este loop de 30 años y nos convenza de que otra Argentina es posible.
Otra Argentina es posible. Con crecimiento inclusivo basado en la productividad que use nuestros recursos con inteligencia, con servicios públicos que igualen, con un Estado activo que oriente la distribución del producto sin abortar el desarrollo, con un nuevo consenso que sancione la corrupción y la prebenda y premie el trabajo y la inversión genuina. El país cuenta con los recursos humanos y naturales para innovar y agregar valor y crear bienes y servicios (y puestos de trabajo) de calidad. Cuenta con el financiamiento externo indispensable para reorientar recursos y estimular reformas sin dejar a nadie atrás, eludiendo las violentas transferencias de las crisis con su tendal de perdedores. Cuenta con la percepción creciente de que hace treinta años que damos vueltas en círculos y que es necesario probar otra vía, perseguir otra visión.
Este optimismo no es mágico: no pasa por el facilismo de Vaca Muerta, la lluvia de dólares o la convicción de que un cambio de elenco nos devolverá la confianza y la felicidad. Tampoco es nuevo: tuvimos otras chances como ésta y las dejamos pasar. Y está jaqueado: por fantasmas del pasado (las reformas inequitativas y fallidas de los 90, el desencanto de la Alianza, el penoso palíndromo de la posconvertibilidad), por la aversión natural al cambio (el temor a perder lo que se tiene, el sesgo al malo conocido) y por un número de prejuicios y falsos dilemas (estabilidad o crecimiento, mercado o movilidad social, transparencia democrática o gestión) que llevará tiempo desmontar. Pero el facilismo y los prejuicios están siendo interpelados por la realidad: tal vez la única ventaja de un ruidoso fracaso es que no puede ser negado fácilmente con argumentaciones axiomáticas o conspirativas.
Mi optimismo para 2015 es amplio y de largo aliento. Imagino 2015 no como el fin de un ciclo sino como el comienzo de otro, más promisorio y duradero.
El autor es economista, profesor de Harvard y presidente de Cippec.
El cambio en manos de la ciudadanía
Por María Matilde Ollier. Para La Nación
En 2015 se va a producir un cambio sustancial no sólo de la presidencia, sino también de los gobiernos de la provincia y de la ciudad de Buenos Aires, y de las provincias de Santa Fe y de Córdoba, para mencionar los cuatro distritos que abarcan el 70% del electorado nacional.
Distintos políticos dejarán, entonces, sus funciones ejecutivas para tomar otros lugares en la política nacional. Paralelamente, la mayoría de los principales candidatos a ocupar el sillón de Rivadavia anuncian un recambio generacional, contando en su haber sólo con la experiencia democrática abierta luego de 1983, es decir, no han transitado la década del setenta con todo lo bueno y lo malo que ello significó para la Argentina. El reemplazo presidencial, en cualquiera de sus variantes posibles, es encarnado por figuras que se presentan como respetuosas de las instituciones y con un estilo menos confrontativo que, honrando la diversidad, apuntan a retomar el camino perdido de la unidad nacional.
Desde el punto de vista económico, la apertura de un nuevo ciclo político siempre genera expectativas favorables tanto de actores internos como internacionales. Por lo tanto, el nuevo presidente puede aprovechar el período de gracia que ello trae aparejado.
Desde el punto de vista social, difícilmente el futuro ocupante de la Casa Rosada vaya a volver atrás con las políticas sociales implementadas estos años. Estimo que el nuevo presidente va a mantener las políticas sociales (Asignación Universal por Hijo y ampliación del beneficio jubilatorio) en su próximo gobierno.
Finalmente también las continuidades o los cambios en la gestión de los cuatro distritos subnacionales más importantes en términos poblacionales, económicos y sociales de la Argentina, estarán en manos de la ciudadanía. Frente a este panorama resulta difícil no ser optimista.
La autora es politóloga, decana de la Escuela de Política y Gobierno de la Universidad Nacional de San Martín (Unsam)
La felicidad arbitraria que nos rodea
Por Carlos Pérez. Para La Nación
Este año, el promedio de goles del campeonato de fútbol aumentó de modo inesperado. Fue, según los entendidos, un campeonato atractivo, de buen juego. La hipótesis es que al no haber descensos, todos se animaron a jugar mejor. No puedo entonces dejar de pensar en un Obama derrotado electoralmente y en el final de su mandato, ayudando a los inmigrantes indocumentados, acordando con China sobre el cambio climático y dándose la mano con Cuba: cuando no hay nada que perder, algo bueno puede suceder.
Este año, un libro de 700 páginas de un economista francés llegó al número 1 de Amazon y se mantuvo top 10 semanas. Habla de la distribución de la riqueza, de la inequidad, de las fisuras del capitalismo. Por alguna de esas fisuras, la sed, cada vez más consensuada, de un mundo menos desigual pareciera comenzar a filtrarse.
Este año, el robo de datos privados en las redes se hizo masivo. Grandes empresas aconsejan a sus empleados a pensar bien si no es necesario limitar la cantidad de llamadas y mails, a cambios de conversaciones cara a cara. La tecnología nos sigue humanizando.
Este año, a la fiebre inaudita de las selfies se suma la de los drones, con sus vistas panorámicas e hipnóticas del lugar que habitamos. Si el paisaje, como dicen, está en la mirada, a una mirada caprichosa y yoica de la existencia como una autofoto hemos sabido contraponer una mirada mucho más exacta de nuestro pequeño lugar en el mundo. Seguimos humanizando la tecnología.
Este año, una anciana y emblemática abuela encontró finalmente a su nieto. Un también viejo sacerdote jesuita diría: "Los milagros ya no ocurren en este tiempo, simplemente, porque nadie los espera".
Finalmente, el año que viene, votaremos.
Es una lista arbitraria de hechos, pero el optimismo, creo entender, es una feliz arbitrariedad.
El autor es director de la agencia BBDO y creativo publicitario
La ciencia, del laboratorio a la vida
Por Diego Fernández Slezak. Para La Nación
Como miembro del sistema científico nacional, puedo decir que el año 2015 está lleno de optimismo.
En la última década, ha habido cambios cualitativos en este ámbito, comenzando con la creación del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva. La reapertura del ingreso de jóvenes en el sistema científico ha provocado una explosión en la generación de conocimiento, pilar fundamental en el desarrollo de la sociedad moderna.
En materia de Computación y Ciencias de la Información, la Argentina se encuentra en una excelente posición respecto del resto del mundo, con empresas de avanzada e investigadores reconocidos globalmente. Sin embargo, este crecimiento se ve contenido por una mayor necesidad de profesionales en el área. Veo con gran entusiasmo el plan Program.AR creado por la Fundación Sadosky para enseñar a programar a alumnos de escuelas secundarias, y promover el estudio de carreras relacionadas.
Sin duda, el aumento en el presupuesto y en los recursos humanos aumenta la producción en la ciencia del país. La pregunta es cómo impactarán estos resultados por fuera de la comunidad científica. Algunos de estos avances ya se observan en la vida cotidiana de los ciudadanos, por ejemplo con Ar-Sat como uno de los hitos de la ciencia y la tecnología de 2014.
Luego de un sostenido crecimiento en los últimos años –tanto en producción como en presupuesto–, el desafío sigue siendo cómo transferir el sistema científico hacia la sociedad, hacia el sistema productivo. El objetivo de 2015 debe ser la ampliación de la capacidad productiva, basada en la generación de conocimiento y la incorporación de tecnología en la matriz, construyendo nuevos puestos de trabajo y de calidad. En palabras de Manuel Sadosky, la ciencia y la tecnología deberían proponerse "alcanzar las metas de un proyecto nacional destinado al bienestar de la población". No dudo que así será.
El autor es profesor de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA e investigador del Conicet
Recuperar la autonomía del Congreso
Por Hilda Sabato. Para La Nación
El año entrante se elegirán presidente y vice y se renovará parcialmente el Congreso nacional. En una Argentina que en el siglo XX pasó largos períodos sin elecciones o con elecciones fraudulentas y con proscripciones, la realización regular de comicios libres me sigue pareciendo un motivo para celebrar.
Cada año que pasa desde el fin del gobierno de facto caído en 1983 alimenta la esperanza de que ésa haya sido la última dictadura. Ese indicio auspicioso no nos dice nada, sin embargo, respecto a la construcción política hoy y a las controversias y confrontaciones en torno a las formas de la república y de la democracia. Podemos esperar –eso sí– que éstas se resuelvan a través de los mecanismos constitucionales establecidos, entre los cuales las elecciones ocupan un lugar central.
En ese sentido, los votos de 2015 abren nuevas posibilidades. A pesar de la pobreza que se avizora en materia de candidaturas presidenciales, la competencia no se agota allí. Dado el carácter fuertemente presidencialista de nuestro régimen político, solemos concentrarnos en ese nivel, donde pareciera que se juega el futuro. Ese rasgo ha sido potenciado en los últimos años por el control que ejerce el partido gobernante sobre el Congreso.
La subordinación incondicional de diputados y senadores de la mayoría oficialista a la voluntad del Poder Ejecutivo, sumada a la debilidad y falta de eficacia de las oposiciones, conspiró de manera sistemática contra la autonomía del Poder Legislativo. Las próximas elecciones ofrecen la posibilidad de modificar esta ecuación: parece posible (y es deseable) que diferentes fuerzas políticas alcancen una presencia parlamentaria que evite las mayorías automáticas, condición necesaria aunque no suficiente para que el Congreso ejerza de verdad su función representativa.
La autora es historiadora, investigadora del Conicet-UBA
Celebrar el dinamismo del arte
Por Diana B. Wechsler. Para La Nación
Cada año se presenta como un horizonte nuevo y de algún modo incierto. Sin embargo, para quienes nos planteamos proyectos a mediano y largo plazo, cada nuevo año representa también la posibilidad de avanzar sobre la concreción de otra etapa dentro de los proyectos que tenemos entre manos.
Entonces, más allá de las coyunturas particulares –electorales, económicas, estratégicas–, creo que 2015 podrá ofrecer en el campo del arte y la cultura un nuevo umbral.
Ya hace varios años que la escena de las artes visuales, tanto en términos de proyectos institucionales de exhibición como de desarrollo de investigaciones y circulación social de esos conocimientos (a través de exposiciones, publicaciones de distinto carácter, documentales, etcétera) viene consolidando un nuevo perfil en donde se advierte la sinergia entre los diferentes actores que la activan: desde los artistas hasta los animadores culturales, incluido en este arco tanto las iniciativas individuales y colectivas, independientes o ligadas a instituciones públicas o privadas y las de investigación y desarrollo animadas por universidades como la Untref y su museo, el Muntref, como las que se promueven desde espacios como el Mamba, Malba, MNBA, Proa en Buenos Aires, el Mbafr de San Juan, o el joven MAR, de Mar del Plata.
Centrando la mirada en este mapa dinámico y posicionada como investigadora del Conicet en y desde un espacio público como la Untref y sus museos en expansión, creando nuevos sitios y hábitos de consumo cultural en el conurbano bonaerense y en la ciudad de Buenos Aires, y avanzando sobre un proceso de recuperación patrimonial y de memoria, así como activando la escena contemporánea desde la perspectiva de la diversidad cultural, tengo la certeza, y en este sentido soy optimista, de que en 2015 proseguirá este impulso de proyección nacional e internacional en el que distintos actores y desde diferentes frentes venimos trabajando.
La autora es investigadora del Conicet, directora del Instituto de Investigaciones en Arte y Cultura de la Untref y subdirectora del Muntref
La paz en Colombia, fin de una era
Por Juan Gabriel Tokatlian. Para La Nación
Es probable que en 2015 el gobierno de Colombia presidido por Juan Manuel Santos y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) sellen, después de medio siglo de confrontaciones, la paz. Es igualmente probable que la implementación de lo convenido resulte difícil.
La paz colombiana podría ser, en medio de una creciente degradación de las disputas en Medio Oriente, del aumento de tensiones en Europa en torno a Ucrania, de las episódicas fricciones en Asia y de varias pugnas no resueltas en África, uno de los pocos hechos promisorios que, a su turno, significará que América latina cierre el ciclo de conflictos armados de origen político.
Si bien la firma de un acuerdo es alcanzable, el éxito de lo que se pacte no está garantizado. Ello depende, básicamente, de un conjunto de factores y fuerzas internas. Ahora bien, el aporte externo será de gran impacto y valor.
Aunque las relaciones entre Colombia y la Argentina no han sido históricamente muy estrechas, nuestro país está en condiciones de hacer una contribución a la pacificación. Los temas y ámbitos de acción son varios y concretos.
Por ejemplo, en cuanto a la justicia transicional, el país tiene una positiva experiencia en materia de Comisión de la Verdad. En cuanto al tema de víctimas, es reconocida la labor del Equipo Argentino de Antropología Forense. En relación a la cuestión de las minas antipersonales –se supone que en Colombia hay miles en unos 700 municipios–, la Argentina cuenta con un Centro de Entrenamiento en Desminado Humanitario.
En breve, si hay una situación y un sitio en que la Argentina puede desplegar algo de su soft power es en el proceso de paz en Colombia.
El autor es director del Departamento de Ciencia Política y Estudios Internacionales de la UTDT