Sobresaturación de cumbres presidenciales
¿Cuál será el efecto concreto que tendrá el Gobierno tras la acumulación de discursos y documentos recabados?
Una sobresaturación de cumbres de presidentes o cancilleres altera en estos días el rítmo de la Casa Rosada. En menos de un mes Cristina Kirchner o algunos de sus funcionarios asistirán por lo menos a cuatro cumbres de jefes de Estado o de ministros de Relaciones Exteriores.
Por problemas de salud la Presidenta evitó viajar a la cumbre del G-20 que se hizo el fin de semana pasado en Australia. En su lugar envió a Axel Kicillof y al canciller Héctor Timerman . La jefa del Estado lamentó mucho no estar en esa cumbre donde la Argentina pudo colar en el documento final sus críticas contra los fondos buitre.
Pero Cristina Kirchner tiene por delante dos cumbres más: la Iberoamericana que se hará en México el 8 y 9 de diciembre y la del Mercosur que será en Entre Ríos el 17 y 18 de diciembre. Antes de ello, habrá el próximo lunes una reunión de cancilleres del Mercosur y la Alianza del Pacífico en Santiago de Chile.
¿Qué cosecha se supone que recoga la Argentina de todas estas cumbres? ¿Cuál será el efecto concreto que tendrá el Gobierno tras la acumulación de discursos y documentos recabados en esas extensas sesiones?
Cuesta pensar que las grandes potencias reunidas en el G-20 tomarán nota de los reclamos de la Argentina en contra de los holdouts y que vayan a imponer en lo inmediato nuevas reglas de juego sobre la reestructuración de las deudas soberanas.
Cristina Kirchner expresó exultante en sus 27 tuits de anteayer que "la delegación argentina regresó a la Patria con la satisfacción de haber aportado no sólo a la Cumbre del G-20, la experiencia argentina". Luego añadió: "También haber denunciado claramente el accionar de los fondos buitres, algo que debe ser tomado políticamente por los líderes de los países".
Cuesta pensar que las grandes potencias reunidas en el G-20 tomarán nota de los reclamos de la Argentina en contra de los holdouts y que vayan a imponer en lo inmediato nuevas reglas de juego sobre la reestructuración de las deudas soberanas. Países como Francia, Brasil, India, China o Rusia expusieron su apoyo en Australia a los planteos de la Argentina. Aunque nadie sabe aún si ello se traducirá en hechos concretos más allá de las palabras de aliento.
Joaquín Estefanía, el brillante periodista del diario español El País, se preguntó acertadamente si realmente existe un interés concreto de los principales presidentes del planeta en mejorar la vida cotidiana de sus concuidadanos. "Ha habido nueve cumbres de los jefes del G-20 desde que comenzó la gran recesión y el balance general es mediocre y en ninguna de ellas el desempleo, el empobrecimiento de parte del mundo o el incremento desaforado de la desigualdad han sido el centro de atención de los reunidos".
¿Por qué creerá Cristina Kirchner que su tema predilecto se tomará en serio por los países del G-20? Y desde el plano doméstico: ¿Pensará realmente la Presidenta que por haber introducido dos párrafos sobre el tema holdouts en la cumbre de Australia los argentinos ahora llegarán cómodamente a fin de mes con sus salarios o que la inflación y la inseguridad no los afectará más?
La cumbre de presidentes iberoamericanos que se hará en Veracruz lleva el lema "Iberoamérica en el Siglo XXI: Educación, Innovación y Cultura".
¿Pensará realmente la Presidenta que por haber introducido dos párrafos sobre el tema holdouts en la cumbre de Australia los argentinos ahora llegarán cómodamente a fin de mes con sus salarios o que la inflación y la inseguridad no los afectará más?
Rebeca Grynspan, que es la sucesora del legendario ex secretario general iberoamericano Enrique Iglesias, decidió hacer una cumbre cada dos años para evitar saturaciones de reuniones y faltazos de presidentes. En abril pasado Grynspan estuvo por Buenos Aires y expresó a LA NACION: "Hay mucha predisposición del gobierno argentino para ofrecer un involucramiento muy positivo hacia la comunidad iberoamericana. No veo una retirada de la Argentina de la comunidad iberoamericana, sino un compromiso por ver una renovación".
Quizás estaba en lo cierto. En el Gobierno aseguran que "es muy probable" que Cristina Kirchner utilice el escenario de Veracruz para llevar allí su insistente retórica contra los fondos buitre, por cierto, un tema lejano al que figura en la convocatoria. A su vez, la Cancillería apuesta a que en México haya encuentros bilaterales de Cristina Kirchner con sus pares de Brasil, México y Chile, entre otros. Después de todo, las cumbres de presidentes también sirven para cerrar acuerdos bilatreales más allá de la sobreabundante palabrería y los densos documentos que se firman.
Los entrerrianos se preparan para recibir el 17 de diciembre en Paraná a los presidentes del Mercosur. Nadie sabe si de esa reunión saldrá algo en limpio. Por lo pronto, el bloque tiene como tarea inminente elevar una oferta a la Unión Europea para avanzar en las lentas negociaciones por un acuerdo de libre comercio con el Viejo continente. Se supone que la Argentina, Uruguay, Paraguay, Venezuela y Brasil ya acordaron un documento común para elevar a la UE con el fin de cubrir el 90% de los productos de intercambio comercial bajo las reglas del libre comercio. Para evitar más demoras la Comisión europea pidió a los diplomáticos del Mercosur que antes de la cumbre de Paraná se realice una videoconferencia para mostrar -aunque sin dar detalles- si las ofertas se ajustan a los parámetros acordados para avanzar en las negociaciones.
Por ahora nadie sabe si en la cumbre de diciembre del Mercosur los presidentes se abocarán a resolver esas negociaciones o si volverán a chapotear en la retórica setentista que mostraron en los últimos encuentros.
En su reciente catarata de tuits, la Presidenta finalmente expresó ayer sobre los resultados abordados en la cumbre del G-20: "Parece mentira, son las mismas políticas que Argentina viene planteando desde la primera cumbre del G-20 allá en noviembre 2008, Washington. Aquella cumbre la presidió George Bush. Qué poco ha cambiado el mundo. Una verdadera pena".
Parece que la saturación de cumbres presidenciales no dejaron demasiadas soluciones tendientes a cambiar el rumbo de los ciudadanos comunes. Esa lógica también le compete a Cristina Kirchner, por más que se esconda en eufemismos simplistas o que se niegue a aceptar que estuvo presente en todas las reuniones grandilocuentes de jefes de Estado de los últimos 10 años.