Sorpresas proustianas
Este año hay dos aniversarios literarios de gran importancia: el 25 de marzo se conmemoró el séptimo centenario de la muerte de Dante Alighieri y el próximo 10 de julio se celebrará el sesquicentenario del nacimiento de Marcel Proust. Esa celebración coincide con los ciento cincuenta años de la Comuna de París, el movimiento revolucionario anarco-socialista que, del 18 de marzo al 28 de mayo de 1871, gobernó la capital de Francia.
El 3 de septiembre de 1870, dos meses antes de la caída del Imperio de Napoleón III, el doctor Robert Proust se casó con Jeanne Weill, una rica heredera. Pocas semanas más tarde, Mme. Proust quedó embarazada y debió soportar durante cuatro meses las penurias y la hambruna derivadas del sitio de París impuesto por el ejército alemán; después, la entrada de las fuerzas prusianas victoriosas y, por último, el levantamiento de la Comuna, acompañado de violencias cotidianas. Durante la llamada Semana Sangrienta, del 21 al 28 de mayo, los incendios y los enfrentamientos entre los comuneros y las tropas gubernamentales de Thiers fueron salvajes. El matrimonio Proust resolvió mudarse a la casa del tío de Jeanne, Louis Weil, en Auteuil, donde la vida era calma. Allí nació Marcel el 10 de julio.
En estos últimos meses, aparecieron varios textos inéditos de Proust: cuentos, cartas, anotaciones, borradores, hasta un poema erótico. Las sorpresas no cesan entre los investigadores proustianos. El primer libro publicado por Proust fue Los placeres y los días, de 1896, que incluía cuentos, pastiches, poemas, textos a mitad de camino entre los poemas en prosa y las estampas literarias. En su edición original, el volumen tenía un prólogo de Anatole France, ilustraciones de Madeleine Lemaire y cuatro piezas para piano de Reynaldo Hahn.
La opera prima de Proust tiene una larga dedicatoria cuyo encabezamiento dice: “A mi amigo Willie Heath, fallecido en París el 3 de octubre de 1893”. Y siguen tres páginas de texto. Siempre se dijo que Heath era inglés, de educación protestante, pero que se había convertido al catolicismo a los doce años. Su halo melancólico tenía numerosos admiradores, entre ellos Proust. Por supuesto, siempre se pensó que éste y Heath estuvieron enamorados o, por lo menos, que Proust lo estuvo de Willie. Los dos se encontraban en el Bois de Boulogne por la mañana, cuenta el escritor en su dedicatoria. Heath esperaba a Marcel bajo los árboles, de pie, “parecido a uno de esos caballeros que ha pintado Van Dyck, y de los que poseíais la pensativa elegancia”. Proust hace otra comparación pictórica: “descendíais más bien de Da Vinci por la intensidad misteriosa de vuestra vida espiritual. A menudo con el índice levantado, impenetrables los ojos y sonrientes ante el enigma que callabais, me habéis aparecido como el San Juan Bautista de Leonardo”. (La citas son de la traducción de Marcelo Menasché).
Ahora bien, Heath no era inglés sino norteamericano, según las investigaciones independientes de dos proustianos. Por un lado, está Thierry Laget, francés que vive en Montréal, autor de Proust, premio Goncourt (2019); por otro, Pyra Wise, ingeniera de estudios en el Centre National de la Recherche Scientifique. Los dos, cada uno por su lado, averiguaron que el nombre de soltera de la madre de Willie era Elisabeth Bond Swan. Swan, como el personaje de Du côté de chez Swann, pero con una ene de menos. Nunca nadie había pensado en Heath como uno de los modelos de aquel refinado esteta imaginario.
La otra novedad es que Heath había nacido en Nueva York en 1869, dos años antes que Marcel. Willie murió de una enteritis a los 24 años y está enterrado en Brooklyn.
Heath vivió varios años en París porque su padre, William, un magnate de las finanzas, huyó de los Estados Unidos: la justicia de su país lo buscaba por estar implicado en una manipulación del mercado de oro. Willie, gracias a su amigo Marcel, sacó el apellido del fango. Esas informaciones no cambian la obra de Proust, pero alteran el sensible corazón de los proustianos.