Tensa atmósfera rural
"De pronto tuvo una extraña sensación del tiempo: no como algo dentro de lo que uno vive, sino como un elemento del que uno acaba enajenándose cuando toma conciencia de él…" Ésta es una de las recónditas percepciones que experimenta Daniel –el granjero protagonista de La tejonera, novela del galés Cynan Jones– luego del fallecimiento de su esposa, ocurrido tres semanas atrás.
La mujer murió a causa de la coz que una yegua le dio en la cabeza. Su viudo afronta el duelo sumido en una estoica aflicción, pero los trabajos de la granja no consiguen distraerlo de su pena. Por el contrario, le recuerdan a cada instante que su compañera ya no está. Siente que su aroma todavía flota en el dormitorio; en su memoria guarda su imagen en la cabina del tractor y añora "el calor de su cuerpo, esa especie de nido en que podía convertirse para el cansancio de él". De la evocación de la esposa no surge un retrato de ella, sino más bien el enorme vacío afectivo que su muerte le ha ocasionado a Daniel.
Juntos habían tratado de mejorar el rendimiento del establecimiento y estudiado distintas posibilidades: transformar las dependencias exteriores en un alojamiento para turistas, criar búfalos o vicuñas, u organizar cacerías en sus tierras. Sin embargo, habían comprendido que en el fondo eran sencillamente criadores de ovejas.
Jones nació en 1975 y ha escrito cuatro novelas cortas. La tejonera, el primero de sus libros que se traduce al español, podría considerarse descendiente –en una variante intimista– de cierta literatura rural británica, como la practicada por Thomas Hardy, el autor de Lejos del mundanal ruido o de Jude el oscuro. También, por la interacción simbólica entre personas y animales, algunos de sus incidentes permiten asociarla a "El substituto", un cuento de D.H. Lawrence, que transcurre en la campiña inglesa.
En la trama principal se intercalan las andanzas de un personaje anónimo ("el hombre corpulento") que se dedica a la caza ilegal de tejones y los vende a quienes organizan peleas entre esos animales y perros. Estos dos mundos tan distintos se van rozando y Jones parece conducirlos a una colisión de imprevisibles consecuencias cuando "el hombre corpulento" localiza una tejonera en un bosque situado en el linde de la granja de Daniel. A último momento el autor decide desactivar un desenlace de violenta claridad, como si se hubiese dado cuenta de que este recurso habría desentonado con la tensa atmósfera sottovoce que impregna la narración y opta por un final difuso –aunque no exento de datos concretos– que cada lector podrá interpretar a su modo.
LA TEJONERA
Por Cynan Jones
Turner
Trad.: Carlos Milla
e Isabel Ferrer
167 páginas
$ 160