Reseña: K-Punk Vol.2, de Mark Fisher
Esto es lo que la crítica cultural solía ser. Mark Fisher (Inglaterra, 1968-2017) escribe sobre el regreso de David Bowie en 2013 con The Next Day, cuya tapa remeda la del fundamental álbum Heroes (1977) en un ready-made que vendía una aventura sónica. El ensayista escribe sobre una de las figuras más significativas y reverenciadas del pop y encuentra este síntoma: "Lo único que pertenece realmente al siglo XXI de The Next Day es el modo en el que ejemplifica la velocidad del despliegue de la comunicación en la actualidad: los rumores publicitarios lanzados ingeniosamente en el momento justo, los adelantos y las hipérboles inducen a cualquiera que esté a su alcance a alucinar un objeto sublime detrás del velo, solo para que ese objeto degenere en mediocridad cotidiana al preciso instante que lo descargamos". Fisher observa que todo lo que importa del objeto es lo que podría llamarse una estrategia de la expectativa donde el esmero puesto en el trailer o el avance supera muchas veces a la obra. Bowie ya no puede representar el presente puro como lo había hecho entre 1972 y 1984, pero sí está rindiendo cuenta de la segunda década del siglo XXI sumándose a esta trampa.
La observación de Fisher, publicada originalmente en The Wire, forma parte del segundo volumen de sus escritos reunidos como K-punk (música y política), nombre del blog donde se destacó como uno de los más lúcidos críticos de su generación. Suicidado en 2017, Fisher, parafraseando al Indio Solari, cree que todo pop es político. Así, ya en 2006 elevaba una pregunta que hoy es todavía más ostensible: "¿El pop está muerto en vida?". Para el ensayista, cuyo manifiesto puede encontrarse en el imprescindible Realismo capitalista, la cultura y la música pop son inescindibles de la voluntad modernista. "El pop es modernista o no es nada", escribe y sustenta la fuerza política que supo tener entre los años 60 y el pospunk: "Si el pop ya no puede congregar una nihilización del Mundo, una nihilización de los Posible, entonces solo los fantasmas serán dignos de nuestro tiempo". Fisher puede parecer por momentos terminal y apocalíptico, pero lo cierto es que ha sido testigo de otra manera de ser atravesado por la música popular. Sus escritos, donde es capaz de conjugar el posestructuralismo con la arquitectura social de Ballard para descorrer el velo ideológico de un hit, son parte de una tradición rota. Aquella que implicaba a la crítica como uno de los motores del pop como experimento radical de masas.
K-PUNK VOL. 2
Mark Fisher
Caja Negra
Trad.: Fernando Bruno
542 páginas
$1100