Un alto en el camino
Qué las habrá llevado, a todas ellas, a despojarse de zapatos o zapatillas y quedarse así, tan de pies expuestos a la caricia del sol. Quién necesita rostros, con tanta dichosa identidad repartida entre tobilleras, jeans con lacito, sin lacito o con apliques; falda a la rodilla, pulserita, celular. Adolescencia y un alto en el camino en lo que quizá sea salida escolar, encuentro religioso o ambas cosas. Las dueñas de esos jeans y esas medias y ese tintineo de tobillos están en Dohuk, Kurdistán iraquí, en el templo de una divinidad yazidí. Cuando Estado Islámico invadió esta región en 2014, miles de yazidíes, acusados de ser adoradores del diablo, debieron huir para salvar la vida. Esa misma vida que estas chicas hacen brillar en cada gesto y detalle; tan parecidas a muchas otras adolescentes kurdas que ahora, en Siria, se preparan para escapar, esconderse o enfrentarse a la catástrofe que regresa.