Un buen primer paso
Hasta ahora, Irán habría acumulado unos 185 kilogramos de uranio enriquecido al 20% de pureza
Las reuniones realizadas en Ginebra la semana pasada con relación al programa nuclear iraní parecen haber sido una suerte de buen primer paso en el recorrido que será necesario para consensuar una solución adecuada respecto de la grave preocupación de la comunidad internacional sobre el programa nuclear iraní en marcha. Más concretamente, sobre su capítulo de enriquecimiento de uranio.
En un gesto, que debe entenderse como una expresión de cordialidad, el nuevo canciller de Irán, Mohammad Javad Zarif, abrió los dos días de conversaciones con una presentación de una hora, realizada en inglés (en lugar del farsi, como sucediera siempre en el pasado) utilizando un power point para explicar mejor el contenido de la propuesta inicial de compromiso que Irán ha puesto sobre la mesa.
Los seis países de la comunidad internacional que son sus interlocutores en esta particular cuestión (los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad, más Alemania, denominados: "P5+1") confirmaron que la propuesta iraní fue realizada en una atmósfera distinta a las anteriores. Positiva y franca. Y con contenido sustancial.
Irán estaría solicitando el rápido levantamiento de las sanciones económicas que han deteriorado enormemente su economía al ponerla efectivamente fuera del sistema financiero internacional
Los iraníes insisten, probablemente para consumo interno, en que su propuesta está basada en el edicto del Ayatollah Ali Khamenei, por el cual se prohíbe la producción y el uso de armas atómicas. Y han titulado a su propuesta, muy sugestivamente, como: "Un final para una crisis innecesaria y el comienzo de horizontes frescos".
En esencia, se trata de analizar la actual capacidad iraní de refinar uranio, que ha crecido mucho desde que existen unas mil centrífugas modernas que refinan en la ciudad de Natanz y, aparentemente, algunos miles adicionales (con centrífugas algo menos modernas) que lo hacen en instalaciones subterráneas a las que se conoce como la planta de Fordo, emplazadas en las inmediaciones de la ciudad sagrada de Qum.
Hasta ahora, Irán habría acumulado unos 185 kilogramos de uranio enriquecido al 20% de pureza (aquel que supone poder rápidamente enriquecer uranio a niveles de más del 90% de pureza, con los que se genera el peligroso uranio enriquecido apto para producir armas nucleares). En general, se supone que, para estar en condiciones de poseer una bomba nuclear, se necesitan unos 240 kilogramos de uranio enriquecido al 20%. Irán está entonces muy cerca de ello. Para mediados del año próximo podría ya haber alcanzado los 250 kilogramos. El uranio enriquecido, cabe recordar, puede utilizarse tanto con fines pacíficos como para usos militares.
Preocupa asimismo la construcción de un reactor de agua pesada en Arak, a unos trescientos kilómetros al sur de Teherán, que podría producir plutonio, que es otro posible camino para las armas atómicas. También la negativa de permitir inspeccionar nuevamente la base militar de Parchin, al sur de Teherán, donde se sospecha que Irán habría producido detonadores para armas nucleares.
Pese a que existe una total reserva sobre los detalles concretos de la propuesta iraní, ha trascendido que ella supone aceptar límites verificables tanto a la producción como a la pureza del enriquecimiento, aunque contra el reconocimiento explícito del derecho iraní a enriquecer uranio.
En contrapartida, Irán estaría solicitando el rápido levantamiento de las sanciones económicas que han deteriorado enormemente su economía al ponerla efectivamente fuera del sistema financiero internacional, lo que ha reducido a la mitad su capacidad de exportar petróleo, alimentado además una inflación galopante y generado una altísima tasa de desempleo, con el consiguiente descontento popular.
El acuerdo entre las dos partes podría alcanzarse, aparentemente, en un calendario de seis meses con una "hoja de ruta" que permitiría verificar -con la necesaria transparencia- los avances que, paso a paso, se vayan logrando.
La conducta pasada de Irán a lo largo de una desgastante década, caracterizada por las dilaciones, los engaños y la falta de sinceridad, no ayuda para nada
Es evidente que la conducta pasada de Irán a lo largo de una desgastante década, caracterizada por las dilaciones, los engaños y la falta de sinceridad, no ayuda para nada. Por esto, los Estados Unidos están estudiando un auxilio financiero que, en lugar de levantar las sanciones, se edifique sobre la liberación progresiva de los billones de dólares que ya han sido congelados a los iraníes. Mientras tanto, lo cierto es que el Congreso norteamericano sigue adelante con lo que sería una nueva "vuelta de torniquete" a las sanciones existentes, que supondría nada menos que reducir a cero las exportaciones iraníes de crudo. Convencido, por cierto, de que ellas -por efectivas- son las que, concretamente, han finalmente obligado a Irán a negociar.
Las conversaciones se reanudarán el 7 y 8 de noviembre próximo, siempre en la ciudad de Ginebra. Mientras tanto, los técnicos de ambas partes trabajan aceleradamente sobre todos los detalles y acciones que requiere poner en operatividad la propuesta formulada.
Una reunión lateral adicional, entre el vicecanciller iraní, Abbas Araghchi, y la negociadora norteamericana, Wendy Sherman, sugiere que existe una clara disposición para trabajar con apertura y con buen ritmo para materializar un acuerdo.
Aun cuando falta mucho para edificar una solución que resulte eficiente y satisfactoria para todos, lo cierto es que, esta vez, el ambiente de la negociación es muy distinto. Del lado iraní, la cordialidad de la administración del presidente Hassan Rohani ha reemplazado a la arrogante -y hasta desagradable- prepotencia que, en cambio, caracterizara a la del ex presidente Ahmadinejad. En general, lo que lucía como una actitud de suma desconfianza y rigidez tiene ahora perfiles de alguna flexibilidad y buena disposición para avanzar sin demoras. Por ello la esperanza empieza a estar, de pronto, respaldada por los hechos. No es poco