Un festival que cree en la convivencia
Este año de manera virtual, el Blue Metropolis de Montreal celebra la literatura y la diversidad
En la lengua inglesa, el azul no es solo un color sino una alusión a la melancolía, la introspección, y uno de los géneros músicales más bellos. Pero también, jugando con infinidad de expresiones, el azul se cuela en las menciones a lo inesperado, a la lealtad, la nobleza, lo incierto. Hace unos cuantos años, el escritor estadounidense William H. Gass indagó en las múltiples capas de esta palabra en el libro On being blue. Y tras leerlo, una escritora canadiense soñó con una metrópolis azul, una ciudad abierta, un espacio de imaginación y vida interior en el que cualquiera querría vivir y en el que, quizás, los habitantes de Montreal ya lo estaban haciendo.
Un poco así nació, hace 23 años en ese ciudad, Blue Metropolis, un festival literario multilingüístico que en cada celebración apuesta a que el ideal de la convivencia multicultural –ése que por momentos resulta tan maltratado en este difícil siglo– sea una realidad vital, festiva, pletórica de gestos y palabras.
Desde sus inicios, Blue Metropolis tuvo tres lenguas oficiales, inglés, francés y español, además de eventualmente albergar autores y obras en otros idiomas, del árabe al yiddish, el quechua, el farsi o las lenguas que hablaban los primeros habitantes de lo que hoy es Canadá. De hecho, a poco que se incursione en los vericuetos del festival asoma la enorme riqueza de la cultura contemporánea montrealesa, nutrida por una inmigración llegada de todas partes del mundo, por la tradición francesa, las influencias sajonas y la recuperación de una historia previa a la llegada europea que pone –también– el acento en los diversos modos de nombrar el mundo. Por ejemplo, rápidamente aprendemos que, en lengua aborigen, Montreal se llama Tiohtià:ke.
Hace unos días, y mal que le pese a la pandemia que quiere arruinarlo todo, Blue Metropolis se celebró en plena primavera boreal (¿acaso los cielos límpidos de esa estación se suman a los motivos del azul?). Pero lo hizo de manera virtual.
“Esta fue mi 19° edición, if you can believe it!”, dice Ingrid Bejerman, periodista brasileño-argentina radicada en Montreal que se ocupa de la programación en español del Blue Metropolis desde hace casi dos décadas. En Montreal, cuenta Bejerman, una de las primeras preguntas que surgen cuando se conoce a alguien es: “¿vos de dónde venís?”. Y esa diversidad, esa mixtura a cielo abierto de gente llegada de todas partes, a algunas personas –por caso, a ella– les sienta muy bien.
Ingrid, que transita sin problemas entre el español, el portugués, el inglés y el francés, este año se dio el gusto e incorporó al portugués en su programación. Como parte de las actividades ligadas al lema de esta edición, “Desafíos de nuestro tiempo”, convocó a Caetano Veloso, quien participó en una charla con la escritora portuguesa Alexandra Lucas Coelho sobre el poder de la palabra escrita, dicha o cantada en la actualidad.
Por cierto, lo que fue una mala noticia para los habitantes de Montreal (la imposibilidad del festival presencial) podría trocarse en buena nueva para nosotros: porque el Blue Metropolis está ahí, al alcance de la mano, en https:/bluemetropolis.org/2021festival/, donde se puede acceder de manera gratuita a los diversos encuentros. Del lado iberoamericano, los que protagonizaron Javier Cercas y Gioconda Belli, o la mesa que reunió a tres destacadas gestoras culturales; Cristina Fuentes LaRoche, Marifé Boix García y Marisol Schulz Manaut.
Además, a partir de este jueves, en https:/metropolisbleu.org/circuits/ se comenzarán a subir podcasts con la idea de conformar “circuitos literarios” de Montreal: miradas de escritores sobre la ciudad. Las voces en español serán las del periodista y escritor venezolano Rafael Osio Cabrices, el mexicano Ángel Mota y la argentina Flavia García. Los tres viven allá, los tres recuerdan sus orígenes, y los tres aceptaron ser parte de la metrópolis azul que dice que la convivencia es posible.