Una agenda compartida en la ciudad
Me gustó el tono dialoguista y componedor del jefe de gobierno tras su contundente victoria en las elecciones porteñas. Toda su campaña se basó en mostrar una visión de ciudad amigable, abierta, inclusiva, festiva, con globos y todo. Mauricio Macri concluyó su discurso, el domingo del triunfo, con una fuerte convocatoria: "Quiero invitar a todos a sumarse? piensen como piensen. Creo en el poder de trabajar todos juntos por el crecimiento y la igualdad. Ese es el verdadero poder, trabajar todos juntos?".
También me gustó que la presidenta de la Nación lo llamara para felicitarlo (como hicimos muchos en la primera y la segunda vuelta) y que Daniel Filmus terminara su campaña ya no hablando de "Cristina y el proyecto K", sino de una "ciudad para todos", con corazones bien rojos.
Convivencia, respeto, globos y corazones. Puede ser solamente un decorado de campaña o bien la posibilidad de comenzar en Buenos Aires un diálogo político real que permita "achicar diferencias" (frase repetida por Macri y Vidal), para definir una agenda compartida para los próximos cinco años. Elijo esta última alternativa.
Buenos Aires vive, al igual que la Nación, una oportunidad única. Tiene el presupuesto más alto de su historia, lo cual continuará por algunos años más. ¿Podremos aprovechar esta coyuntura y definir una agenda compartida, de no más de cinco puntos estratégicos, que nos permita en poco tiempo decir con orgullo: "¡Qué cambiada está Buenos Aires, cómo progresó!"?
Para empezar esta conversación, propongo algunos temas que fueron encontrando consenso a lo largo de la campaña.
1. Una ciudad segura:
Es un gran avance que el gobierno nacional, máximo responsable de la seguridad en nuestro distrito, haya comprendido que la inseguridad es el problema prioritario y que su causa principal es el narcotráfico. Propongo que se elabore un plan de seguridad para el área metropolitana, coordinado conjuntamente por la Nación, la ciudad y la provincia de Buenos Aires, para enfrentar el narcotráfico y las redes delictivas que están destruyendo a la juventud de los sectores más vulnerables y generando cada vez más violencia entre nosotros. Hay una ley de 2004 que así lo establece. La descoordinación entre gobiernos y fuerzas de seguridad en un mismo distrito favorece aún más a las redes delictivas.
2. Educación pública para la integración social:
¿Podemos seguir aceptando que en Villa Lugano sólo cuatro de cada diez jóvenes terminen el secundario, con la exclusión que esto significa, mientras que en Belgrano y Recoleta lo terminan casi nueve de cada diez? ¿Qué clase de sociedad estamos creando?
Por eso me gustó que María Eugenia Vidal haya coincidido con nuestra propuesta de crear cien jardines maternales en los próximos cinco años. Eso sí, que dependan del Ministerio de Educación, con todos las exigencias pedagógicas que se requieren, y que no sean sólo centros asistenciales. El Estado no debe tercerizar la educación inicial de los sectores más humildes. Hoy se sabe que el desarrollo cognitivo ocurre en los primeros tres años de vida; en consecuencia, los jardines maternales, a partir de los 45 días, son esenciales en los hogares más humildes, para que los niños no lleguen al sistema escolar con desventajas insalvables y puedan romper el círculo de la pobreza educativa y cultural.
3. Transporte público para el siglo XXI:
Todos sabemos que ni las bicisendas ni el Metrobús podrán reemplazar la propuesta original de construir los 50 km de subtes que necesitamos para contar con un plan de movilidad urbana sustentable.
Por eso la Coalición Cívica propone crear por ley el fondo Permanente de ampliación de subterráneos, financiado con un porcentaje de lo recaudado por peajes, patentes e infracciones. Estimamos que se pueden recolectar entre 800 y 1000 millones de pesos al año. Se podrá incrementar ese monto con financiamiento internacional, pero a través de licitaciones públicas abiertas y competitivas (no acuerdos bilaterales) y un plan aprobado por la Legislatura. El jefe de gobierno habló de transparencia; es una gran oportunidad para ponerla en práctica.
4. Una ciudad limpia:
Buenos Aires cuenta desde hace seis años con una moderna legislación de gestión de residuos urbanos: la ley de basura cero, sancionada en 2005; sólo hace falta que nos comprometamos a cumplirla. Esta ley exige la separación de la basura en origen, es decir, en casas, empresas, comercios e instituciones públicas, y su recolección de manera diferenciada. La basura reciclable (cartones, vidrios, plásticos) irá a los centros verdes de reciclado; el resto se enterrará. Por otra parte, los basurales de Ceamse han colapsado y la provincia de Buenos Aires no quiere ceder más tierras para nuestros desechos. Tenemos que generar menos residuos cada año, como manda la ley.
5. Urbanización de las villas:
En las villas de la ciudad de Buenos Aires viven 163.000 personas en condiciones realmente infrahumanas, un 60% más que en 2001.
Desde hace tres meses, la villa 31 ya cuenta con un plan de urbanización aprobado por ley, que se elaboró por consenso entre representantes del gobierno de la Nación, la ciudad, legisladores porteños y delegados barriales. Fue un proyecto de ley impulsado y gestionado por la Coalición Cívica. La iniciativa demostró que cuando hay voluntad política es posible sentarse a una mesa de consenso para elaborar una normativa y un plan de acción. Este mismo modelo es el que proponemos para la urbanización del resto de las villas.
Este breve punteo es sólo un borrador para empezar a conversar. Si los dirigentes porteños logramos consensuar y hacer realidad una agenda básica para los próximos cinco años (que continúe con la próxima gestión), pasando de las palabras a los hechos, como propuso Macri aquel domingo, entonces sí, tendremos el deseo de inflar nuestros globos y nuestros corazones y salir unidos a festejar. ¿Por qué no creer? Si cada elección es eso: la posibilidad de revalidar nuestros ideales y renovar nuestras esperanzas. Que así sea.
© La Nacion
La autora, senadora nacional, fue candidata a jefa de gobierno porteño por la Coalición Cívica