Una decisión que busca generar contagio y que marca límites para adentro
Fue un mensaje de austeridad para aquellos con responsabilidades ejecutivas, como los gobernadores e intendentes, pero el presidente Mauricio Macri marcó también una raya imaginaria para su equipo: no habrá margen para otro caso Triaca. Los excesos, es decir las designaciones de familiares en el Estado, no se permitirán más.
El Presidente buscó así desarmar la crisis que provocó el ministro de Trabajo, recuperar la iniciativa política y enviar un mensaje para aquellos que, enojados con las últimas medidas y escándalos, le dieron la espalda al Gobierno.
Así, el ajuste de la política, que hoy anunció el presidente Mauricio Macri, tiene múltiples receptores y busca generar efectos inmediatos y de contagio. Y aunque no representa un ahorro mayúsculo para las debilitadas arcas públicas, lleva implícito un ejemplo para los gobernadores e intendentes.
Una de las obsesiones de Macri es el déficit fiscal, que este año deberá terminar en 3,2 por ciento. La decisión de hoy se enmarca en esa meta; en eso trabaja en gran medida el Gabinete económico. Así, Macri decidió sacrificar parte de su equipo para que no haya dudas de que “esta vez va en serio”. Lo mismo exigirá al resto.
Ahora, el gesto lo tiene que hacer el resto; es decir, los mandatarios provinciales y los intendentes. El encargado de velar por que se cumpla la letra chica del pacto fiscal que la Nación firmó con las provincias es el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne.
"Seremos muy minuciosos, exhaustivos e inflexibles con el cumplimiento de los acuerdos a los que llegamos en diciembre. Una cosa es ser graduales y otra cosa es ser laxos fiscales. Si la economía crece 3% por año y la ley de responsabilidad fiscal se cumple como fue redactada, después de haber bajado el gasto público del 42% del PBI al 40% este año, seremos capaces de llevarlo al 33% en 2023. Si hacemos eso, vamos a haber eliminado el déficit fiscal”, así explicó el camino que dibujó el Gobierno Dujovne en una entrevista con LA NACION la última semana.
Fue también la forma que eligió el Presidente para validarse antes de comenzar una de las batallas que tendrá un efecto determinante en el éxito o fracaso de este año: las paritarias. El Presidente busca forzar un aumento que no supere el 15 por ciento, sin cláusula gatillo, algo que fue rechazado por gran parte de los gremios. En la Casa Rosada saben que para dar esa pelea necesita, en gran medida, del respaldo social.
Desde la sanción de la reforma previsional la imagen del jefe del Estado se derrumbó casi 15 puntos. Eso generó preocupación en la Casa de Gobierno que apuesta a que la acción de hoy frene la caída y comience a cambiar el humor social. El esfuerzo estará puesto en “contarle a la gente” lo que está en juego.
El Presidente está convencido del camino y le pondrá el cuerpo. Un ejemplo: inmediatamente después del anuncio dio una entrevista con Radio Mitre. El contexto, con aumentos de tarifas de los servicios públicos y el transporte no lo ayudan en la tarea.
Por último fue un aviso para adentro del Gobierno. Además de la reducción de casi el 25% de los cargos políticos –en total son 1000 puestos de trabajo que representa un ahorro de 1500 millones de pesos–, Macri también informó dos medidas que están dirigidas para su tropa: congeló los salarios de los empleados jerárquicos y adelantó que firmará en los próximos días un decreto para que ningún ministro tenga familiares en la función pública.
La polémica que despertó el ministro Jorge Triaca con su ex empleada golpeó fuerte el centro del mensaje de cambio que instaló Cambiemos desde el comienzo. Incluso, en los pasillos de la Casa Rosada ya se denomina como la cláusula Triaca. Por eso el aviso, no hay más margen para nadie.
"Tenemos que dar el ejemplo. La austeridad tiene que partir desde la política. Todos tenemos que ceder algo para que gane el conjunto. El esfuerzo vale la pena", sostuvo el Presidente ante un Salón Blanco ocupado solo por su Gabinete.