Una lógica que obliga a apostar a la re-reelección
En países con una organización política federalizada, los gobernadores son actores relevantes debido a que los candidatos compiten por el voto de ciudadanos que viven en las provincias. De manera que la construcción de poder político tiene principalmente lugar en aquellos distritos.
Las reglas para la elección a gobernador varían a lo largo de los países federalizados. Esquemáticamente, estas reglas pueden ser iguales en todas las provincias o diferentes. En el primer caso, la reelección inmediata de los gobernadores puede estar prohibida (México y Colombia), limitarse a dos períodos consecutivos (Brasil) o ser indefinida (Venezuela). En el segundo caso, cada provincia define la modalidad de elección. Los países que mejor representan este esquema son Estados Unidos y la Argentina. En 14 de los 50 estados norteamericanos no hay límites para la reelección del gobernador y sólo un estado la prohíbe. En los 36 estados restantes se limita a dos períodos o a un número fijo de años. En la Argentina, sólo cuatro provincias permiten la reelección indefinida, 18 habilitan dos períodos consecutivos y dos excluyen la reelección inmediata.
Un primer aspecto a desmitificar, por lo tanto, es la supuesta excepcionalidad argentina en esta materia. Si bien las reformas electorales provinciales tendieron a incorporar la cláusula de reelección, lo hicieron dentro de estándares regionales. Lo que distinguió a estas reformas fue la incorporación de sistemas proporcionales, mixtos y ley de lemas para la elección a diputados provinciales con el objeto de aumentar las mayorías legislativas del oficialismo.
Un segundo aspecto, más realidad que mito, es la extraordinaria eficiencia electoral de los gobernadores argentinos. El 86% de los gobernadores elegidos desde 1983 se presentó a un cargo electivo al finalizar su mandato. El 89% de ellos ganó la elección. Respecto de quienes podían presentarse a la reelección, los datos también son contundentes. El 83% de los habilitados para ser reelegidos buscó un nuevo mandato y el 87% de ellos lo logró. Los factores asociados a la eficiencia electoral están vinculados con el control que ejercen los gobernadores sobre el futuro de los políticos en sus distritos, la capacidad para manejar el empleo público y la discreción institucionalmente conferida para utilizar las transferencias federales de recursos. Lo que resta es una explicación sobre por qué algunos gobernadores pierden elecciones.
¿Cuál es la implicancia de lo dicho para la actualidad de la política nacional? Si a la eficiencia electoral de los gobernadores se le agrega que los intendentes de los municipios más poblados tienen reelección indefinida, se entienden dos realidades del presente. Primero, el manual de la supervivencia presidencial sugiere que es necesario jugar con la posibilidad de una reforma que habilite un tercer período para evitar fugas anticipadas de aliados. Segundo, todo armado político que excluya o ignore a los gobernadores e intendentes es riesgoso para una futura sucesión presidencial.
Germán Lodola