A lo largo de 2018 se consolidó en la provincia la asistencia a los comedores
No solo aumentó la demanda de alimentos por la mayor cantidad de gente, sino que también se debieron crear nuevos centros de provisión; si bien se amplió la ayuda social, impactaron la inflación y la recesión
LA PLATA.- El comedor Bichitos de Luz, de la organización social Barrios de Pie , está en el barrio Las Rosas, en Melchor Romero. Es la una de la tarde y ya hay fila en la puerta. En la casa de la madre de Josefina no hay espacio para que la gente se quede a comer, así que todos se traen su tupper, plato hondo, olla o hasta bolsas para recibir la comida. Hoy hay arroz con pollo y ensalada de repollo. Tienen anotadas más de 200 personas en la lista: son quienes llegan todos los días, de lunes a viernes, a buscar qué almorzar .
Cuando no llueve, Josefina Cayo, de 32 años, y sus compañeras hacen el almuerzo afuera. "Para que no nos salga mucha plata tratamos de cocinar con leña", dice ella, mostrando la parrilla donde se apoya la olla cada día. En un espacio techado tienen el mechero con la garrafa de 10 kilos que les alcanza apenas para tres días, y les sale $380.
Más de 3 millones de argentinos sufrieron hambre en algún momento de este año, según surgen del informe del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina. En el conurbano bonaerense esto se reflejó en el aumento de la demanda en los comedores comunitarios y sociales, y también se incrementó la cantidad de centros para dar de comer. Allí nadie duda de que este año hubo inseguridad alimentaria.
En La Plata había 17 comedores de esa organización social. Este año tuvieron que sumar cinco más porque la gente se acercaba en mayor número. "El año pasado hacíamos la mitad de la olla grande, ahora hacemos dos. También cocinamos pan y empanadas para vender y poder comprar frutas o verduras", cuenta Josefina. Una de sus compañeras va todos los días bien temprano al mercado y gasta $3 mil, más el flete que les cobra $500, más la panadería $1500 y el gas $380. En total, cada semana gastan por lo menos $5380. El resto de la comida lo consigue Barrios de Pie, a través del Ministerio de Desarrollo Social de la provincia de Buenos Aires.
Según el ministro de Desarrollo Social Santiago López Medrano, no existe inseguridad alimentaria en la provincia de Buenos Aires. En diálogo con LA NACION indicó que la Asignación Universal por Hijo -que llega a 1,5 millones de beneficiarios en este territorio-, se complemente con el Plan Más Vida que llega a unos 300.000 beneficiarios adultos y otros 300.000 menores, con la copa de leche y con el servicio escolar alimentario (SAE).
El funcionario aseguró que además los comedores comunitarios reciben una tarjeta para gastos por $5000 mensuales y unos 400.000 kilos de alimentos que se distribuyen cada mes en todo el territorio.
En lo que va de la gestión de María Eugenia Vidal asegura que aumentó en un 416 % el Plan Más Vida para jefas y jefes de hogar. Este plan representa hoy una ayuda de $600 mensuales, por cada adulto con hijos hasta 6 años.
La gobernadora Vidal asegura que extendió el plan Una copa de leche por día a 430.000 niños de 60 municipios. El Servicio Alimentario escolar alcanza a 1.700.000 alumnos que reciben desayuno, almuerzo y/o merienda. Esta ayuda aumentó un 245 % desde el inicio de su gestión.
Pero en el verano la situación se complejiza aún más para quienes se alimentan en el comedor de la escuela. Estos dos meses tendrán que buscar nuevos espacios donde les den comida.
En el Hogar Ángel Azul, en el barrio Hipódromo de La Plata, el dinero para comer nunca alcanza. "Fuimos a Nini a comprar comida. Gastamos unos $50 mil, nos dura 15 días", dice Hernán Amédola, y sostiene que las becas de $6800 que paga el gobierno para sostén de 25 niños a la espera de adopción son insuficientes para afrontar los gastos, que aparte de comida incluye los pagos de servicios cada vez más caros.
"Tenemos ingresos por $180.000 mensuales y egresos por $300.000. Siempre tenemos que salir a pedir donaciones de privados", expresó Améndola a LA NACION.
Según el informe de la UCA, la cantidad de argentinos que padecieron inseguridad alimentaria severa en 2018 subió más de un punto y medio, y llegó a 7,9% este año. Esto representa un total de 3,2 millones de personas, la cifra más alta de la década.
Luego de publicado el informe, el Defensor del Pueblo Adjunto de la provincia de Buenos Aires, Walter Martello, se manifestó extremadamente preocupado por la suba de los indicadores de inseguridad alimentaria y la retracción en la cobertura de los programas sociales en todo el país, situación que, según advirtió, se registra con fuerza en territorio bonaerense.
Martello también remarcó que existe una acelerada pérdida del poder adquisitivo de la Asignación Universal por Hijo (AUH), medida en función de la variación de la Canasta Básica Alimentaria (CBA), en el Gran Buenos Aires.
"Concretamente, perdió más de 4 puntos porcentuales en un año ya que, en 2017, la AUH permitía cubrir el 70% de lo que necesita un adulto para adquirir los bienes de la CBA en el Conurbano y actualmente bajó al 65,9%", concluyó.
Según datos de la Defensoría del Pueblo de la provincia, la Canasta Básica Alimentaria en el Gran Buenos Aires es la segunda más cara del país, luego de la Patagonia. Pero en el sur de la Argentina la AUH permite cubrir más del 83,1% de la canasta básica, mientras que en Buenos Aires no alcanza al 66%.
Los relatos se repiten entre quienes dirigen comedores: hay cada vez más personas que se acercan a pedir comida. Antes iban solo niños y niñas, ahora se suman sus padres, madres y también los jubilados.
En La Matanza hay 146 comedores y merenderos de Barrios de Pie, donde asisten más de 9 mil personas. "Se triplicó la cantidad de gente que va a comedores. Se sumaron padres, madres y jubilados", dice Luisa López, que pertenece al área de salud de Barrios de Pie en ese municipio.
En el comedor Los Melli, en Virrey del Pino, los cajones de verdura se convierten en asientos para madres que vienen con sus hijos a almorzar. Hoy hay guiso de arroz con pedazos de carne enlatada. Hace mucho calor. Una nube negra vaticina una tormenta fuerte. Los adultos entran las mesas, donadas por la escuela del barrio, a un espacio techado pegado a la cocina donde se sirven los platos.
Entre el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación y de la Provincia entregan a la organización social comida seca y enlatada para 50 comedores en La Matanza. Pero solo esta organización tiene 146.
"Estamos dándole mala alimentación a los chicos", reconoce apenada Luisa. Ella lo sabe porque su área ha pesado 9950 niños y niñas.
Cada semestre, Barrios de Pie elabora un Indicador Barrial de Situación Nutricional en base a sus comedores. Este año, entre sus conclusiones indicaron: "El 49% de los niños y niñas entre 1 y 6 años presentan alguna variante de malnutrición: sobrepreso, obesidad o bajo peso".
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