Advierten que el presupuesto 2014 quedó muy lejos de la realidad
Según analistas, la devaluación y la inflación dejaron las estimaciones desactualizadas; objetan el uso discrecional de recursos
A una velocidad imprevista, las variables económicas pronosticadas en el presupuesto 2014 alargaron su brecha con la realidad. Ya enero, apenas tres meses después de su aprobación en el Congreso , la hoja de ruta de la economía nacional para este año quedó desactualizada especialmente por la variación del tipo de cambio y el impacto de la alta inflación que hasta el propio Gobierno reconoció el jueves.
Según especialistas, una de las consecuencias más importantes es que los llamados "superpoderes" y la prorrogada ley de emergencia económica volverán a permitir un manejo discrecional de los recursos. La salvedad es que, esta vez, los desajustes serán mayores.
El Frente Renovador ya le reclamó al Gobierno que reabriera la discusión. Los números arrojan fuertes contrastes: el valor del dólar, ubicado en $ 6,33, fue superado el 17 de diciembre y trepó ahora a más de $ 8, aunque moderó la suba en los últimos días. Y la inflación, estimada en un polémico 10,4%, representa un tercio de las predicciones de los privados, que calculan una aceleración mayor al 30%. La cifra se convirtió además ahora en una propia contradicción oficial: el Indec sinceró la mayor alza de precios en 12 años, al ubicarla en 3,7% para enero.
"El presupuesto no sólo perdió actualidad sino utilidad -señaló Daniel Marx, director de Quantum Finanzas-. Originalmente era el Congreso el que determinaba la utilización de recurso, pero ahora, la discreción que dan los superpoderes al jefe de Gabinete para reasignar partidas es creciente. El efecto de la devaluación y la mayor inflación genera más recursos, por varios canales, mientras se produce un incremento sustancial del gasto que termina bajo el manejo de una sola persona."
Verónica Sosa, de la consultora Economía & Regiones, añade una visión retrospectiva: "El presupuesto ya carecía de seriedad y, en este escenario, aún más. Seguramente, no se esperaba que el tipo de cambio fluctuara de esta manera. Pero, más allá de eso, la práctica presupuestaria de los últimos años fue subestimar la inflación y sobreestimar el crecimiento, lo que dio una estimación de recursos por debajo de los percibidos".
La especialista dice que los ingresos podrían reducirse y, así, achicar la brecha entre los calculados en el presupuesto y los reales. Eso, mientras se incrementa el gasto, ampliaría el rojo en las cuentas. "El déficit va a ser mayor y alguien lo tendrá que financiar: el Banco Central, con emisión que retroalimenta la inflación, o financiamiento externo, pero hay que ver si el Gobierno puede acceder".
El reclamo de la oposición, que hizo foco en la necesidad de un plan antiinflacionario, tiene que ver con que, según Marco Lavagna, economista del Frente Renovador y director de Ecolatina, la suba de precios y el tipo de cambio son dos de las variables de mayor impacto sobre el conjunto de la economía: "Varía el crecimiento del producto, el flujo de comercio, las reservas internacionales, el consumo, la creación de empleo", enumeró. "Es cierto que hay más ingresos, por ejemplo, por retenciones, pero también hay importaciones, como las de energía, que se vuelven más caras".
El panorama se enturbia. "No hay necesariamente una mejora en la situación fiscal", aclaró Lavagna, y agregó un ítem excluido del presupuesto: la refinanciación de la deuda de las provincias. "La importancia de modificar el presupuesto es saber dónde se está parado y fijar las políticas publicas".
Sobre el frente fiscal, Ricardo Delgado, asesor de Sergio Massa y director de Analytica, destaca otro factor que tendría impacto sobre los ingresos. "Impuestos como los de los bienes de lujo, cuyo efecto recaudatorio se vislumbraba insignificante cuando se promulgó la ley que les dio origen, presentarán un importante aumento por estar las escalas imponibles fijadas en pesos, dado que no existe ningún coeficiente de actualización. Lo mismo sucede con los trabajadores alcanzados por el Impuesto a las Ganancias, y ni hablar del impuesto inflacionario".
Más allá de eso, toda una serie de variables será letra muerta. Según recuerda Delgado: un crecimiento de 6,2% (lejos del 1% y 2% que estiman los privados), una expansión de 5,7% en el consumo y un alza de 8,5% en la inversión "son imposibles de alcanzar en un contexto de aceleración de la inflación".
Marcelo Elizondo, director de DNI, precisó los desaciertos del presupuesto sobre la balanza comercial. Ahí se espera un alza de 9,2% en las exportaciones y 8,6% en las importaciones con US$ 94.034 millones y US$ 83.910 millones, respectivamente. Sin embargo, el saldo favorable, estimado encima de los US$ 10.000 millones, no tendría correlato real. Según sus cálculos, se achicaría en algunos millones.
La conclusión es que la devaluación no causaría un impacto positivo en la balanza: estima que las exportaciones no aportarían más de US$ 85.000 millones y las compras externas podrían rondar los US$ 79.000 millones. Para las primeras, en su mayoría commodities , se espera una baja internacional de precios y en el envío de autos a Brasil. La depreciación del peso, dice, y la brecha entre el dólar oficial y el blue traerá mejoras sólo aparentes en los precios para exportaciones, "pero afectadas por una mayor inflación de costos". Las importaciones se encarecerán y serán menos demandadas por una economía menos expansiva y probablemente con más restricciones. Nada de eso fue contemplado en el presupuesto.
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