Amplio aval de las CGT a Rodríguez Saá
Anunció que pedirá la derogación de la ley laboral y que bajará las jubilaciones de privilegio; ovación en Azopardo 802
El presidente Adolfo Rodríguez Saá colmó ampliamente las expectativas de la multitud de dirigentes sindicales que lo vitorearon al son de la marcha peronista en la sede de la CGT oficial de la calle Azopardo. "Cómo no lo vamos a apoyar si dijo todo lo que esperábamos", admitieron, casi a dúo a LA NACION, los principales líderes de ambas centrales, Rodolfo Daer y Hugo Moyano.
Esto fue así fundamentalmente porque había que respaldar a un presidente del mismo signo político que el sindicalismo que lo recibió.
Pero además de confirmar Rodríguez Saá lo previsto (el millón de empleos, la convocatoria para la semana próxima al Consejo del Salario Mínimo, Vital y Móvil con las CGT, Gobierno y empresarios y que en un tiempo prudencial aumentaría esa remuneración de 200 a 400 pesos) y discutir con las centrales obreras la difícil situación de los jubilados en el PAMI, el jefe del Estado anunció tres cuestiones clave en las que su presencia provocó un desborde generalizado de aplausos y ovaciones:
- Que el Gobierno respaldará la tercera moneda (argentino) con "todos los bienes inmuebles y tierras fiscales del Estado, con el Congreso, con la Casa Rosada, con todas las embajadas de la Argentina, para evitar una devaluación del salario de los trabajadores, que como Presidente no voy a tolerar", dijo Rodríguez Saá.
- Que el Poder Ejecutivo enviará un proyecto al Congreso para derogar la ley 25.250 de reforma laboral, conocida como la "ley de los sobornos" debido a las denuncias contra senadores que votaron la norma y habrían recibido coimas (ver aparte).
- Que se restituirá el 13 por ciento que se había descontado bajo el gobierno de Fernando de la Rúa a los trabajadores y a los jubilados, como anticipó ayer LA NACION, un reclamo que varios dirigentes presentes en el plenario de secretarios generales de las dos CGT le formularon al Presidente interrumpiendo incluso su enfervorizado discurso.
No se perdió de anunciar que enviará otro proyecto al Congreso para establecer un tope de 2460 pesos a las jubilaciones de privilegio.
En realidad no hubo mucho tiempo para que Rodríguez Saá desmenuzara ayer con los sindicalistas, a su llegada a la sede de la CGT oficial, los anuncios que les había adelantado el domingo último en la Casa de Gobierno. "Se reservó todo para el discurso y volvió a provocar un impacto", destacó el dirigente sindical porteño Amadeo Genta a LA NACION.
Búsqueda a domicilio
La satisfacción gremial con la aceptación de Rodríguez Saá para concurrir a la CGT (tomada como un gesto notable en el inicio de la gestión de un presidente peronista y después de considerar "una deserción" las renuncias de Fernando de la Rúa y del ex ministro de Economía, Domingo Cavallo), llegó al extremo de que tanto Daer como Moyano y el ahora senador Luis Barrionuevo lo fueron a buscar a la Casa de Gobierno.
Rodríguez Saá llegó acompañado por el ministro de Trabajo, Oraldo Britos, otro amigo de los gremialistas y que no abrió la boca durante el acto, pero debió padecer un momento delicado cuando una persona intentó robarle la billetera. Un gremialista advirtió la situación y atrapó al malhechor y lo entregó a la policía, no sin antes hacerle sentir los rigores que exigían las circunstancias.
Antes, el automóvil donde venía el Presidente iba a ingresar por el garaje de la CGT, pero Rodríguez Saá decidió bajarse y caminar unos metros para entrar por la puerta principal y ser recibido por los delegados que lo abrazaban y lo vivaron.
A la extenuante temperatura en el salón de actos Felipe Vallese, desbordado por delegados, periodistas y curiosos se sumó el fervor presente con los clásicos cánticos peronistas, y otros hostiles contra De la Rúa y Cavallo. En rigor, se acordaron de los radicales en general, al son del "olé, olé, olé, olá, los radicales no gobiernan nunca más".
Prioridades
Antes de los anuncios del Presidente, que habló de pie y sin saco, Daer enumeró las "prioridades de los trabajadores" que sonaron a mensaje a Rodríguez Saá para que no lo olvidara: la creación de trabajo, negativa a los ajustes, el respeto a las convenios colectivos de trabajo, la defensa del sistema solidario de salud y obras sociales y el salvamento del PAMI, la obra social de los jubilados.
Moyano no tuvo empacho en decir que había que "rodear y defender al Presidente" y que "el movimiento obrero está a su disposición".
Después los dos líderes gremiales (aunque Daer no se había excedido en elogios) relativizaron ante LA NACION que le hubiesen entregado a Rodríguez Saá un cheque en blanco. "Si se devalúa la tercera moneda protestaremos porque somos optimistas, pero no los responsables de la política monetaria", se atajó Daer.
"No podemos negar el entusiasmo por las iniciativas presidenciales. Pero nos debemos a los trabajadores", también retrocedió Moyano en la intimidad.
Mientras, el efecto Rodríguez Saá consigue milagros. Hoy recibirá en la Casa Rosada a la Central de Trabajadores Argentinos (CTA), que escucharon los anuncios de restituir la rebaja salarial a los estatales. Pero, perseverantes, le presentarán su proyecto de seguro de empleo de 380 pesos para cada desocupado.
Declaración jurada
- Adolfo Rodríguez Saá presentó una declaración jurada de bienes ante el escribano general del Gobierno que no cumple con los requisitos legales, según fuentes oficiales. Por eso, el titular de la Oficina Anticorrupción (OA), José Massoni, mandó una nota al Presidente en la que le informa que su presentación no se ajusta a los requisitos que impone la ley de ética de la función pública. El mandatario, igual que todos los ministros y funcionarios designados por él y por Ramón Puerta (durante las 48 horas en las que estuvo a cargo del Gobierno), tienen 30 días hábiles para presentar su declaración jurada ante la OA.
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