Daniel Angelici consiguió diez mil afiliados y va por la UCR porteña

El salón, repleto de incondicionales, estalló cuando Daniel Angelici contó la buena nueva. "Superamos las diez mil afiliaciones, gracias a todos por el esfuerzo", dijo el empresario binguero y expresidente de Boca Juniors, hoy concentrado en su nuevo objetivo: ganar las elecciones del próximo 29 de marzo y convertirse en el próximo presidente del radicalismo porteño.

"El Tano está entusiasmado con ir a la interna", contó a LA NACION uno de los asistentes a la cena, el miércoles pasado en el salón de la Fundación Argentina de Transplante Hepático, en La Boca. Estuvieron junto a él los de siempre: el exministro de Justicia porteño Martín Ocampo; la auditora Raquel Herrero y el dirigente José Palmiotti, además de legisladores y candidatos a comuneros de su agrupación, Radicales por Argentina.

Los 10.276 nuevos afiliados, conseguidos en poco más de un año, llegaron sobre todo de los distritos del sur: la comuna 4 (que incluye La Boca), de la que surgen 1437 afiliaciones, y la 8, que aportó nada menos que 2417 afiliados nuevos y que incluye Soldati y Villa Lugano. Una curiosidad: son los distritos en los que el jefe de gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, tuvo mayores dificultades para hacer pie en su rotundo triunfo de octubre pasado sobre el Frente de Todos.

En agosto de 2018, Angelici había anticipado a LA NACION que después de terminar su mandato como presidente de Boca pelearía la presidencia del partido al que se afilió en 1983, y del que se alejó a partir de 2004, cuando decidió apoyar a Mauricio Macri.

Más allá del escepticismo con el que la conducción radical tomó aquella declaración, y las derrotas de Macri en las elecciones de octubre y la de su propia agrupación en los comicios de Boca, Angelici no se amilanó: después de unas oportunas vacaciones, el empresario y eterno acusado de "operador judicial" se concentra en el inminente choque electoral con varios de sus aliados de siempre, divididos en otras dos listas.

Entre ellos, uno muy especial: Enrique "Coti" Nosiglia, a quien considera su "padre" político, pero de quien se distanció -de manera definitiva, dicen a su lado-luego del sorpresivo apoyo que el exministro alfonsinista le diera a Jorge Amor Ameal en las elecciones xeneizes. "Adonde vaya Coti, lo vamos a ir a combatir", define uno de los angelicistas exaltados. Nosiglia conserva su influencia sobre la actual conducción, que encabeza Guillermo de Maya y que lidera el diputado Emiliano Yaccobbiti.

Desde ese sector, en el que sobresale como figura nacional Martín Lousteau -responsable del resurgir radical en la ciudad-no subestiman el poder de fuego del Tano, más allá de que confían en poder derrotarlo en los comicios internos, que serán indirectos (se eligen nueve delegados por comuna, que eligen a la conducción). "La elección es pareja, con cierta inclinación a favor de nosotros", evalúan desde la conducción del radicalismo porteño. Y aseguran que, si bien una lista de unidad poselección no es descabellada, el tránsito será por lo menos disputado. "Será una elección clásica: escuelas, padrones, fiscales, escrutinios y trompadas", ironiza el experimentado dirigente radical.

Como casi siempre en un partido con aceitada experiencia en internas, una tercera lista aparece en el horizonte, con poder de fuego nada desdeñable. Se referencian en dos históricos: el auditor general Jesús Rodríguez y el diputado Facundo Suárez Lastra, quienes jugaron por la continuidad de la UCR en Cambiemos. En esa lista (la inscripción cierra el 6 de marzo) trabajan además "ilustres" del partido, como el actor Luis Brandoni, el constitucionalista Ricardo Gil Lavedra y el exsecretario de Salud macrista Adolfo Rubinstein.

Alejado del gobierno de Macri en su último período, distanciado del "ala judicial" y harto de las críticas de Elisa Carrió, Angelici conserva una fuerte influencia en los tribunales porteños, donde también talla su amigo peronista y hoy asesor presidencial Juan Manuel Olmos. De la mano de sus 10.000 nuevos afiliados, el Tano confía en dar la sorpresa.