Aníbal Ibarra: "Nuestro error es hablarles más a los propios que a la ciudadanía"
El precandidato a jefe de gobierno porteño reafirma su pertenencia al FPV, pero al mismo tiempo marca diferencias con otros sectores internos; cómo le impacta el caso Cromagnon
A los 57 años, Aníbal Ibarra desafía los pronósticos de quienes lo consideraban un "muerto político". En plena campaña para volver a la Jefatura de Gobierno porteño, cargo del que lo expulsaron luego de la tragedia de Cromagnon, luce lleno de optimismo y vitalidad. Para dar muestra de esa energía, saca su iPhone y comparte el registro de una aplicación que atestigua que esta semana corrió 10 kilómetros en 1 hora y 21 segundos. Sonriente y amable, cuenta además que juega al fútbol dos veces por semana.
Quizá gracias a ese entrenamiento, no se incomoda cuando uno de los lectores de LA NACION convocados para entrevistarlo abre la ronda de preguntas con una consulta directa y a los tobillos.
-¿Le molesta que la precandidatura de Mariano Recalde cuente con el apoyo de todo el gobierno nacional?-, indaga Agustín Rotsztain, 21 años, estudiante de comunicación de la Universidad de Belgrano (UB).
Ibarra, que apenas llegó a la Redacción de LA NACION saludó uno a uno a sus entrevistadores ocasionales y se aprendió sus nombres, responde sin inquietarse.
-Podemos decir que hay una preferencia por Recalde. No me parece mal. Es bueno que haya varias opciones. En las últimas elecciones cometimos el error de ir con un solo candidato, mientras que otra fuerza como UNEN atrajo al electorado con una PASO. Yo trato de llegar a la mayor cantidad de gente. No hay que encerrarse, hay que tratar de abrir. El que se encierra tiene un techo muy bajo.
Desde el momento en que decidió, junto con Carlos Heller, armar una lista propia para la Legislatura, Ibarra supo que iba a tener que arreglárselas solo. Uno de los siete precandidatos a jefe de gobierno porteño por el Frente para la Victoria, su estrategia no es esconder esas diferencias de criterio con la Casa Rosada, sino destacarlas. En esa línea dirá que el divorcio entre el kirchnerismo y el electorado porteño radica en aciertos ajenos, pero también en equivocaciones propias. "Nuestro error es hablarles más a los propios que a toda la ciudadanía", dice.
El actual legislador vuelve a mostrar sus diferencias con el presidente de Aerolíneas Argentinas cuando Agustín le repregunta por las supuestas ventajas con las que compite Recalde. "¿No es una lucha despareja? Porque él cuenta con muchos más recursos", se la deja picando.
-No, porque no sé cuánto de eso se traduce en votos. Sí me parece que hacia adelante habría que regular que la publicidad institucional para que también sea considerada parte de la campaña, porque si no? En todo caso, prefiero arrancar como punto que como banca.
Minutos más tarde, hay lugar para otra diferenciación. Tras destacar la gestión en Aerolíneas Argentinas, uno de los ejes de la campaña de Recalde, Ibarra dice que él prefiere hablar de otros temas: "Yo voy a discutir con la sociedad subtes, viviendas, educación, seguridad, eso es lo que le interesa al porteño. Después cada uno vendrá con lo que ha gestionado".
Sofía Barruti, 21 años, estudiante de Comunicación Periodística de la Universidad Católica (UCA), aprovecha el pie y le pregunta sobre su gestión en el gobierno de la ciudad:
-¿Qué hiciste en Salud y en Educación, y cuáles son tus propuestas hoy?
-Está bien formulada la pregunta, porque yo fui jefe de gobierno. Si yo dijera "hay que construir subtes", pero no hubiese construido nada, no sería creíble. Hoy el presupuesto de la ciudad es de 10.000 millones de dólares. Cuando fui jefe de gobierno, el promedio era de 3000 y después del 2001 bajó a 800. En ese contexto construimos 24 escuelas y creamos las primeras escuelas bilingües y plurilingües en la ciudad. Después de la crisis de 2001 la ciudad estaba llena de baches, pero subimos las becas escolares, porque si perdíamos a los jóvenes no los recuperábamos más. Además hicimos un programa de deserción cero para recuperar a los que habían abandonado y vinieron 4000 jóvenes a terminar el secundario. Hacia adelante, propongo un shock de construcción de escuelas, no puede haber chicos que queden sin vacantes.
-¿Y en salud?- lo corre Sofía.
-Es central la prevención. Porque cuando llega la enfermedad hay que gastar en remedios. Es muy difícil hacer prevención desde los hospitales, porque son lugares de alta complejidad, los turnos se demoran y son referencia para muchos habitantes del conurbano. Nuestros hospitales no dan abasto. Hay que construir muchos centros de salud, que son como hospitales chiquitos que están cerca de los ciudadanos, donde no se atiendan cuestiones de alta complejidad.
-¿Habría que coordinar mejor con el gobierno de la provincia para que los porteños se atiendan en la ciudad y los bonaerenses en la provincia?- repregunta Sofía.
-La ley de salud de la ciudad y la Constitución porteña marcan que se atiende a todos los ciudadanos por igual. Puede haber mejoras administrativas, pero no podemos restringir la atención sólo a los de Capital. Los vecinos de la provincia deberían tener mejores lugares para atenderse, es injusto que tengan que viajar dos horas para atenderse en la ciudad, pero eso es un tema de la provincia.
El eje de la entrevista cambia cuando interviene Micaela Di Julio, 23 años, vecina de Almagro e integrante del Centro de Opinión Pública de la UB.
Usted fue fiscal. ¿Cómo va a hacer para investigar el narcotráfico en las villas?-, le pregunta.
-Es complejo. Las bandas se instalan en lugares donde se manejan con sus propias reglas. Puede ser en una villa o en Nordelta. Hay que hacer un gran esfuerzo con los centros de prevención para romper con el círculo en el que están metidos los jóvenes que caen en la adicción, darles perspectivas, desarrollar tratamientos prolongados. El combate al narcotráfico hay que encararlo en conjunto con el gobierno nacional, porque es un delito federal.
Germán, un empleado administrativo de 40 años, está preocupado porque en su barrio, Villa Crespo, los cartoneros suelen revolver las bolsas de basura y dejar la calle muy sucia. -¿Cuál es su propuesta para remediarlo?
-Tengo un respeto por el medio ambiente y la necesidad de cuidarlo. A casa vienen una vez por semana recicladores urbanos y se llevan todo lo que nosotros separamos. Con la basura orgánica hacemos compost y la enterramos en el jardín de casa. Pero esto no puede quedar librado a la decisión individual de cada ciudadano. El Estado tiene un rol central en promover esa conciencia. La recolección es hoy el servicio que más les cuesta a los porteños. Nos está costando un 7,3% del presupuesto, alrededor de 6500 millones de pesos. Es carísimo y no vemos resultados. Hay que impulsar lo que yo llamo las tres R: reciclado, reutilización y reducción de la basura. Porque si no, no hay solución.
-¿En qué se diferencia su propuesta de la lista más cercana a la Casa Rosada?
-Quiero hablarle a todos los sectores, incluso a los que no nos han votado. Quiero romper el techo que tenemos. Macri no va a ser candidato a jefe de gobierno y Cristina no va a ser candidata a presidenta, lo que permite discutir la ciudad de Buenos Aires desde otro lugar. Votemos por la ciudad de Buenos Aires y no por lo que pensamos de otras cosas. Lo que hicimos con Taiana y con Heller tuvo que ver con esa mirada más amplia.
-El kirchnerismo tiene menos votos en la ciudad que en el resto del país. ¿Por qué?
-El voto de la ciudad es un voto complejo, con distintas vertientes. No se vota sólo por la gestión. Se vota mucho por cuestiones nacionales. También influyen errores nuestros y virtudes ajenas, que hicieron que al gobierno le cuesta hacer pie en este distrito y que a Macri le vaya bien.
-¿Cuáles son los errores propios?
-Ante cualquier resultado electoral no hay que enojarse con la sociedad. Cuando no te votan, no te podés enojar. Muchas veces tenemos la tendencia de hablarles a los propios. No hay que hablarles a los propios. Yo quiero debatir con aquel que no nos ha votado. Hay que poder discutir la ciudad de Buenos Aires. Nuestro error es hablarles más a los propios que a toda la ciudadanía.
La entrevista avanza y aparece el tema más delicado, el de la tragedia de Cromagnon, que determinó la salida de Ibarra de la jefatura de gobierno porteño, en marzo de 2006.
-¿Se exime de toda responsabilidad?-, lo encara Sofía.
-Siempre dije que uno es responsable de lo bueno y de lo malo de lo que pasa durante su gestión. En el caso Cromagnon hubo una manipulación fenomenal de una tragedia tremenda. El objetivo fue quedarse con un gobierno y tuvieron éxito. Mucha gente asocia Cromagnon con corrupción y con Ibarra. Hubo muchos condenados por la causa Cromagnon. Sólo tres no fueron condenados por corrupción, que son los funcionarios de la ciudad. Sin embargo, ese relato se instaló en la política. No se puede tratar de sacar ventajas de una tragedia. Volvió a pasar con el tema Nisman. A las 48 horas, muchos decían que era un homicidio y que la responsable era Cristina.
Agustín le recuerda que la primera en lanzar hipótesis sobre la muerte del fiscal fue la propia Presidenta. Ibarra vuelve a tomar distancia: dice que no era conveniente opinar en pleno proceso judicial. Pero justifica la actitud de Cristina. "Le estaban echando la culpa, fue casi un acto de defensa".
-Remitirse a su gestión en la campaña no es una forma de recordar Cromagnon-, repregunta minutos después Sofía.
-Está bien que lo recuerden, cómo vamos a olvidar la peor tragedia por causas no naturales que tuvo la ciudad. Siempre di la cara y la voy a seguir dando. Ocurrió durante mi gobierno. Pero otra cosa es la manipulación política.
-¿Pero no hace una autocrítica?-, se suma Agustín.
-Sí?, a ver. Nosotros echamos a todos los inspectores un año antes, no después, porque era un área donde había mucha corrupción. La legislación era obsoleta y absurda: si se hacía un recital en la calle o en un club se requerían todo tipo de permisos. En cambio, si era en un local como Cromagnon no se exigía nada, no tenían que pedir autorización ni permiso. Entonces uno no se enteraba. Mi gobierno no cambió esa legislación, es cierto. Regía hacía 30 años y no lo había cambiado ningún gobierno, ni tampoco los legisladores que después levantaron la mano para echarme.
Micaela lo trae de nuevo a la actualidad. Le pregunta por el acuerdo entre la UCR y Pro. Ibarra aprovecha para cuestionar a Martín Lousteau, otro de los rivales con los que competirá el kirchnerismo . "Hoy es opositor, pero en agosto va a estar con Macri en las PASO, por lo cual ECO es casi una colectora de Pro", lo fustiga.
La entrevista supera la hora de duración, pero Ibarra se muestra bien predispuesto. Sólo advierte, entre risas, que le prometió a su mujer que volvía a cenar a su casa. LA NACION consulta la última pregunta con los lectores: "¿Quién es el candidato a presidente de Ibarra?".
Como en toda la tarde, el entrevistado no esquiva la consulta. "Mi candidato será el que gane las PASO del Frente para la Victoria. Mi precandidato es Jorge Taiana. Hay muchos otros precandidatos. Si Scioli gana las internas, será el candidato".
POR EL REGRESO A LA JEFATURA
Aníbal ibarra
FPV
A los 57 años, intenta recuperar el cargo de jefe de gobierno, que ocupó entre 1999 y 2006, cuando fue removido tras la tragedia de Cromagnon. Desde 2007 es legislador de la ciudad, siempre en alianza con el kirchnerismo. Hoy es uno de los siete precandidatos del FPV.
De izquierda a derecha:
Agustín Rotsztain
Estudiante de Comunicación
Edad: 21 años
Sofía Barutti
Estudiante de Periodismo
Edad: 21 años
Micaela Di Julio
Centro de Opinión Pública
Edad: 23 años
Germán Perelló
Administrativo
Edad: 40 años
Por internet
Como parte del ciclo de entrevistas con los candidatos a jefe de gobierno porteño, los lectores pueden ver en la nacion.com el video con la charla con Aníbal Ibarra y su intercambio por Facebook.
Al hacer click en la siguiente imagen, se puede ver la conversación completa con los usuarios.
EL CICLO DE ENTREVISTAS
- Con Aníbal Ibarra se cierra el ciclo de entrevistas de los candidatos a jefe de gobierno porteño con los ciudadanos, al que fueron invitados los dos postulantes con más intención de votos de las tres principales fuerzas de la ciudad: Pro, Eco y FpV. El único que no aceptó participar del diálogo en la nacion fue Mariano Recalde.
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