Ataques con explosivos en la casa del juez Bonadio y en la Recoleta
Dos intentos de atentados explosivos sacudieron a la Ciudad. A 16 días del inicio de la cumbre del G-20 sorprendió la coordinación de ataques que, en principio, son asignados a grupos anarquistas aún no identificados. En la tarde se encendieron las primeras alarma con el estallido de una bomba de fabricación casera en el cementerio de la Recoleta. Y por la noche la conmoción fue mayor al ser arrojado un explosivo en la casa del juez federal Claudio Bonadio . Ese aparato, que contaba con un gran poder de daño, según peritajes de la policía de la Ciudad, no estalló y el agresor fue atrapado por la custodia del magistrado, en el barrio porteño de Belgrano. En el caso registrado en Recoleta, una mujer resultó gravemente herida al manipular el explosivo que intentó colocar frente al mausoleo que resguarda los restos de Ramón L. Falcón, jefe policial asesinado el 14 de noviembre de 1909. La sospechosa quedó internada en el hospital Fernández y fue detenido el hombre que la acompañaba en el cementerio.
Las autoridades de seguridad ya estaban preocupadas con el primer hecho y visualizaron una coordinación de ataques cuando conocieron la situación ocurrida en el domicilio del juez que tiene algunas de las causas más importantes de corrupción. Confían en poder avanzar con las investigaciones al quedar detenido el hombre de 26 años que atacó la casa de Bonadio.
Ese joven se acercó al domicilio y arrojó por encima de la reja una bolsa de plástico que contenía tubos y cables. Intentó fugarse, pero fue reducido por los custodios que lo persiguieron. Tras la intervención de los peritos de explosivos de la Policía de la Ciudad se determinó que ese aparato estaba compuesto por un caño lleno de pólvora, adherido a dos tubos de gas butano y un desodorante, con un sistema de encendido con mecha.
"En estos casos nada es causalidad o coincidencia en la víspera del G-20. Sin lugar a duda tiene vinculación con eso", dijo el secretario de Seguridad porteño, Marcelo D’Alessandro, que está a cargo de la Policía de la Ciudad.
El ministro de Justicia de la Nación, Germán Garavano , en tanto, tuvo un visión diferente. "Creo que tiene que ver con el debate del presupuesto más que con el G-20", aseguró antes de enviar un mensaje de apoyo al atacado juez Bonadio.
El primer estallido sacudió la tarde en el cementerio de la Recoleta. Un grupo vinculado con sectores del anarquismo intentó colocar un artefacto explosivo en el mausoleo de Ramón L. Falcón, jefe de la policía de la Capital Federal asesinado con una bomba el 14 de noviembre de 1909. La mujer, de 34 años, que manipuló el explosivo resultó seriamente herida, al detonarse en sus manos el caño relleno con pólvora que buscó conectar con otros cuatro aparatos similares que había llevado con su pareja, un hombre de 38 años. Fuentes de la Policía de la Ciudad confirmaron que ambos sospechosos quedaron detenidos. La mujer quedó internada en grave estado en el Hospital Fernández.
Las autoridades porteñas y nacionales analizaban la situación provocada por este ataque explosivo, que fuentes policiales vincularon con la inminente cumbre del G-20. "Fue un entrenamiento y una prueba de fuerza para exhibir ante quienes financian en el exterior a estos grupos locales", se analizó en despachos de seguridad. El Gobierno prepara una megadispositivo de protección para recibir la visita de los principales jefes de Estado, con el norteamericano Donald Trump y el ruso Vladimir Putin, entre ellos. Para esa reunión que se realizará en la ciudad entre el 30 del actual y el 1° de diciembre se dispondrá de más de 15.000 agentes y un frente de calles bloqueadas en más de 12 kilómetros. Una de las amenazas que está en la mira es, justamente, la actividad de anarquistas. Varias comisarías del conurbano fueron atacadas este año con explosivos similares al que dañó a la presunta atacante.
Antes de ser herida por la explosión, la mujer y su acompañante habían realizado en el lugar pintadas de símbolos anarquistas. Tenía un cartel con la leyenda "Simón vive", en referencia a Simón Radowitzky, el asesino de Ramón L. Falcón.
El ataque había sido bien planificado, según expusieron los investigadores que siguen ahora la pista del grupo detrás de este atentado. La mujer se hacía pasar por una persona mayor, con peluca y maquillaje, y con movilidad reducida, ya que ingresó en el cementerio con apoyo de una silla de ruedas que era impulsada por su acompañante, que también intentó cubrirse de las cámaras de vigilancia con el uso de lentes y una peluca. El artefacto estaba conformado por cinco caños y un temporizador de 55 minutos. Faltaban pocos minutos para el cierre del lugar, previsto a las 17.30, por lo que los investigadores estiman que la bomba estaba preparada para detonar después de las 18. El artefacto fue calificado como "de mediano poder" por los expertos en explosivos.
La mujer herida sufrió la amputación de tres dedos de la manos derecha y lesiones severas en el rostro. Quedó internada en terapia intensiva en el Hospital Fernández, con asistencia respiratoria mecánica y coma inducido.
"Está en grave estado", sostuvo en LN+ el director del Servicio de Atención Médica de Emergencia (SAME), Alberto Crescenti.
"El número de emergencias 911 recibió una llamada informando de una explosión aparentemente de gas en el interior del cementerio de la Recoleta. El personal policial que llega a la necrópolis solicitó de inmediato la colaboración del SAME porque en el lugar se encontró a una mujer en silla de ruedas, herida, con quemaduras en el rostro y en miembros superiores", afirmaron fuentes de la Policía de la Ciudad.
El hombre se quedó a su lado y, en principio, intentaron hacerse pasar como víctimas ocasionales del estallido. Incluso, en esa condición fueron transportados al Hospital Fernández, aunque rápidamente quedaron allí bajo custodia.
El hombre se habría identificado ante la policía como Hugo Alberto Rodríguez, de 38 años, y mostró un DNI con su fotografía y supuestos datos. Para los investigadores se trataría de un documento adulterado, ya que el número pertenece en realidad a otra persona.
Ese sospechoso identificó a su vez a la mujer, a quien habría denominado Anahí Esperanza Salcedo, de 34 años, aunque la Justicia también intentaba definir la identidad de la mujer mediante sus huellas digitales. El supuesto Rodríguez agregó que la mujer era su esposa. El peritaje estará a cargo de la Policía Federal, cuyo jefe, comisario general Néstor Roncaglia, concurrió esta noche al cementerio de la Recoleta.
La policía federal allanó la casa donde vive el hombre detenido por el ataque al cementerio. Se trata de una vivienda ubicada en Constitución, donde hay pintadas anarquistas. Una hipótesis que circuló es que podría ser una casa tomada donde se reuniría con otras personas del mismo movimiento -entre ellos, la mujer- que podrían vivir allí también. De hecho, se cree que habría nuevos detenidos.
Ramón L. Falcón, un reconocido jefe de policía
- Formación militar: Nacido en Buenos Aires, en 1855, egresó del Colegio Militar y llegó al grado de coronel. Tras su pase a retiro, fue elegido diputado nacional y en 1906 fue designado jefe de la policía por el presidente José Figueroa Alcorta
- Actuación en la policía: Creó la Escuela de Policía, que llevó su nombre hasta 2011. Fue un ferviente impulsor de la prevención de la seguridad y el orden en la Capital Federal
- Protesta anarquista: El 1° de mayo de 1909 ordenó reprimir una manifestación anarquista de FORA, en la Plaza Lorea, que dejó un saldo de 11 muertos y más de 100 heridos
- El atentado: Falcón murió asesinado el 14 de noviembre de 1909, junto con su secretario Juan Lartigau, cuando el joven anarquista Simón Radowitzky, de 17 años, colocó una bomba de fabricación casera en el carruaje que lo transportaba, en la esquina de Quintana y Callao, cuando volvía de un entierro en el cementerio de la Recoleta
- Detenido e indultado: Radowitzky, de origen ucraniano, estuvo preso en la penitenciaría de la calle Las Heras y fue indultado por el presidente Hipólito Yrigoyen en 1929
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