Aunque Cristina no da pistas, gana fuerza la idea de su candidatura
El contacto fue breve, pero efectivo. Tras la sesión plenaria del Foro Euroasiático de Mujeres, que se desarrolló hasta el viernes en San Petersburgo, la diputada Mayra Mendoza se acercó a Vladimir Putin y le entregó un folleto que denuncia que Cristina Kirchner es víctima de una persecución política en la Argentina. "They want to imprison her so she will not be president again!", le dijo, en inglés. Traducción: "¡La quieren encarcelar para que no vuelva a ser presidenta!".
Aunque la frase de la dirigente de La Cámpora apunta más a las presuntas intenciones de los enemigos de la expresidenta que a una decisión de la propia Cristina, expone el escenario sobre el que hoy trabajan y toman decisiones la mayoría de los dirigentes de Unidad Ciudadana y de las fuerzas afines.
Porque lo desean o porque lo ven como inevitable, en el universo kirchnerista y alrededores casi todos actúan con una candidatura presidencial de Cristina como hipótesis principal, y con la posibilidad de lo que denuncian como una "proscripción" como obstáculo a sortear. Esos dos elementos hoy ocupan el centro y estructuran el escenario político.
Con un 2019 en el que deberá enfrentar al menos tres juicios orales como acusada, la expresidenta no da pistas claras sobre su futuro electoral. En conversaciones cada vez más frecuentes con gobernadores, sindicalistas y dirigentes sociales, insiste en que preferiría no postularse para la presidencia. "Ya fui presidenta dos veces", repite, como desinteresada. Pero, como hizo antes de lanzar su candidatura en 2017, deja abierta la puerta a encabezar la boleta, "si no queda otra", para enfrentar a Mauricio Macri. El plan B, una candidatura presidencial de Agustín Rossi, no recibe señales de aliento ni de desaliento desde el Instituto Patria.
Para buena parte de los dirigentes que se mueven cerca de Cristina está claro que "no queda otra" que una postulación de la expresidenta. Aclaran que la decisión dependerá de ella y miran con gran atención el proceso electoral de Brasil. En ese sector se anotan fuerzas del kirchnerismo puro, como Nuevo Encuentro y el Frente Grande, y la mayoría de los intendentes peronistas bonaerenses. Entre estos últimos prima una urgencia: necesitan un candidato a presidente que supere los 30 puntos en la primera vuelta electoral, instancia en la que se define el poder en los municipios.
Otros movimientos que refuerzan la hipótesis de Cristina candidata se están dando del centro hacia la izquierda del tablero político, sector donde esa postulación ya funciona como parteaguas. Juan Grabois, uno de los dirigentes que hablan más seguido con la expresidenta, lanzará en la primera quincena de octubre Patria Grande, un espacio de fuerzas de la llamada izquierda popular que no formaron parte del kirchnerismo, como el partido Patria Grande (tanto la corriente de Itai Hagman como la de Martín Ogando) y la agrupación La Colectiva, de la diputada del Parlasur Cecilia Merchán.
El sector de Hagman espera que la construcción sirva para "apuntalar" una posible candidatura de Cristina. Grabois, que acompañó a la expresidenta en su última visita a tribunales, ensaya un equilibrio acorde con la heterogeneidad de sectores que esta semana se acercaron a la comisaría de Constitución, donde fue detenido. También, por las tensiones que Cristina genera con algunos de sus aliados en la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), como el Movimiento Evita.
"Patria Grande plantea una reivindicación crítica de los gobiernos populares latinoamericanos y una denuncia contra la guerra judicial contra sus expresidentes, sin plantear ninguna candidatura", dijo, cauto, ante una consulta de LA NACION.
La posibilidad de que la expresidenta sea candidata también motivó las diferencias que derivaron en la ruptura de Libres del Sur, el partido detrás de Barrios de Pie. La vieja guardia de la agrupación, Humberto Tumini y Jorge Ceballos, acusó a Victoria Donda y Daniel Menéndez de avanzar hacia un acuerdo electoral con el kirchnerismo. El puente para ese acercamiento es, según la mirada de Tumini y Ceballos, la candidatura de Felipe Solá. Alejado de Sergio Massa, el exgobernador es otro de los que en los últimos meses recuperaron su relación con Cristina.
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