Brasilia cree que el respaldo dará tranquilidad al Mercosur
En el gobierno de Lula festejaron el mensaje de Kirchner
SAN PABLO.- Fernando Henrique Cardoso le declaraba apoyo a Carlos Menem, que recomendaba no votar a Luiz Inacio Lula da Silva, que a su vez sugería poner el voto en Néstor Kirchner.
Ayer, al declarar su apoyo a la reelección de Lula, el presidente Kirchner terminó de consolidar el rito de declarar abiertamente el nombre del candidato preferido para consolidar a su interlocutor dentro del Mercosur.
En el opositor Partido Social Demócrata Brasileño no cayó bien la declaración de Kirchner, pero sin lograr definir exactamente el impacto que eso podría tener en Brasil optaron por no responder. "Por ahora vamos a evitar hacer comentarios", dijo a LA NACION uno de los asesores directos del candidato opositor a Lula, el socialdemócrata Geraldo Alckmin.
Lula lanzó oficialmente su candidatura a la reelección el sábado pasado, aunque ya hace meses que su decisión de obtener otro mandato era más que confirmada.
El fundador del Partido de los Trabajadores (PT) es favorito absoluto en las encuestas, incluso como vencedor en la primera vuelta, el 1° de octubre, sin necesidad de ir a un ballottage.
Según la última encuesta, tendría un 48% de las intenciones de voto (a lo que habría que sumar indecisos y votos en blanco), contra un 20% de Alckmin, ex gobernador de San Pablo, de perfil más conservador, que lucha por hacerse conocido en el interior del país.
La estrategia de Lula es basar su campaña en el crecimiento vivido por el país durante su gestión -un 3% en promedio por año- y en planes sociales que atienden actualmente a casi 10 millones de familias y que elevaron el poder adquisitivo del 10 por ciento más pobre del país, según reflejan en el gobierno brasileño.
Alckmin centra su discurso en la avalancha de denuncias de corrupción que carcomieron al gobierno Lula desde 2004, que se agravaron con el descubrimiento de un esquema armado por el Partido de los Trabajadores para recaudar fondos ilegalmente y sobornar legisladores.
Lula y Menem son enemigos políticos declarados (ambos llegaron incluso a calificar al otro de "corrupto"). Pero la mala relación empeoró todavía más durante la campaña presidencial de la Argentina en 2003, cuando Lula declaró su preferencia por Kirchner en las elecciones, deseándole "buena suerte".
El apoyo de Kirchner no le viene mal a Lula. Algunos meses después de que el Mercosur pareció arder en llamas debido a varios conflictos comerciales internos, el respaldo de Kirchner le permite decir a Lula en su campaña que hoy el Mercosur navega en mares tranquilos de sintonía política. Al menos ésa es la lectura que ayer se le dio al mensaje de apoyo de Kirchner.
Al mismo tiempo, el apoyo de Kirchner es para Lula una carta de recomendación ante los sectores "progresistas" en Brasil, que lo critican por haber realizado un gobierno demasiado de centro y, según dicen, favorable al mercado financiero.