La crisis en la región: propuestas económicas entre Brasil y la Argentina. Buscan terminar con siete años de conflictos en el Mercosur
La negociación bilateral se había intensificado durante la gestión de Lavagna
Que Brasil haya aceptado ayer una barrera al comercio intra-Mercosur, bautizada como Cláusula de Adaptación Competitiva (CAC), constituye un intento de terminar con siete años de conflictos por sus exportaciones a la Argentina.
Expertos en el bloque destacan el acuerdo bilateral, pero uno de ellos, Beatriz Nofal, directora de la consultora Ecoaxis, advirtió que continúa vigente el problema de fondo: la falta de armonización de los incentivos a la exportación y la inversión y de las políticas macroeconómicas.
Las salvaguardias contra importaciones de la intrazona, con las que se buscaba evitar o revertir daños en producciones locales, no desaparecieron de inmediato con la creación del Mercosur, en 1991. Continuaron autorizadas mientras se desgravaban gradualmente las compras externas.
Se eliminaron para la mayoría de los bienes en 1994, cuando el Mercosur se reconvirtió de zona de libre comercio en unión aduanera. Cada uno de los cuatro miembros armó una lista de productos que retrasaron la baja de aranceles y el final de las salvaguardias. En el caso argentino, este período acabó el 1° de enero de 1999.
Justo aquel mes, Brasil devaluó el real y puso en entredicho la convertibilidad argentina y el Mercosur. La Unión Industrial Argentina (UIA) alertó sobre la invasión de artículos brasileños y la mudanza de fábricas -algunas de autopartes y alimentos- hacia el socio mayor del Mercosur.
Más allá de que algunas amenazas resultaron exageradas, otras no. El subsecretario de Comercio Exterior del gobierno de Carlos Menem, Félix Peña, reaccionó aplicando una salvaguardia contra el calzado y los textiles brasileños. Se amparó en la normativa de la Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi), sobre la que se basa el Mercosur.
El entonces presidente brasileño, Fernando Henrique Cardoso, elevó su queja. Menem, que venía de una visita a Estados Unidos, detuvo su avión en Brasilia, se reunió con Cardoso y terminó retirando la salvaguardia.
El gobierno de Fernando de la Rúa fracasó en su intento de lograr la convergencia macroeconómica. En 2002, con la devaluación del peso, se desmoronó en un principio la actividad economía y las importaciones de la Argentina, con lo que los conflictos bilaterales se anestesiaron.
Protesta empresaria
En 2003, con la recuperación económica argentina, retornaron las importaciones de Brasil. Los empresarios locales volvieron a protestar.
"El consumo se recuperaba y los sectores afectados durante años tenían capacidad instalada ociosa y necesitaban tiempo para adaptarse al nuevo tipo de cambio ventajoso", recuerda el director del estudio Abeceb.com, Dante Sica. "Los empresarios decían que, cuando se ponían en marcha, las importaciones podían desplazarlos."
En enero de 2004, el entonces ministro de Economía del gobierno de Néstor Kirchner, Roberto Lavagna, impuso barreras unilaterales contra textiles brasileños. Después limitó el ingreso de heladeras, cocinas, lavarropas, televisores y calzados.
En la mayoría de los casos, las medidas argentinas forzaron a los empresarios brasileños a firmar acuerdos de autolimitación de sus exportaciones, todavía en aplicación. Por motivos geopolíticos, el gobierno de Lula da Silva cooperó con esos pactos, pese a la oposición de sus industriales.
En septiembre de 2004, Lavagna propuso un remedio de consenso: la recreación de salvaguardias, que después adoptaron el nombre de CAC. El ex ministro también reclamó sin respuestas que se equilibraran las ayudas públicas, se integraran las cadenas productivas y se firmara un código de buenas prácticas para la atracción de inversiones de multinacionales.
El gobierno de Lula guardó silencio hasta que en diciembre de 2004 cambió el habitual rechazo de su país a las salvaguardias intra-Mercosur. Pero los intercambios de propuestas continuaron hasta la actualidad.
Sica opina que la CAC servirá de "disuasivo" para que los empresarios busquen acuerdos. Nofal considera que será un alivio temporal, pero no resolverá tres causas de las asimetrías en el desarrollo de la inversión y el comercio entre los miembros del bloque: las supuestamente prohibidas ayudas a la exportación intrazona, los incentivos a la radicación de inversiones y la descoordinación macroeconómica.
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